Uno de los pueblos más pequeños de la Comunitat Valenciana recupera su antiguo mesón
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La Asociación Àmbit desarrolla una iniciativa de formación y empleo con apoyo en HerbersProyecto solidario ·
La Asociación Àmbit desarrolla una iniciativa de formación y empleo con apoyo en HerbersÚltimo fin de semana del mes de mayo. Todas las miradas están puestas en las elecciones autonómicas y municipales, pero en uno de los pueblos más pequeños de la Comunitat Valenciana la vida va a otro ritmo. Por sus calles se escucha raramente alguna que otra conversación y se ve gente paseando. Está todo demasiado tranquilo. El silencio se rompe por momentos cuando se abre la puerta de un antiguo edificio. En todo pueblo hay un bar de referencia. Da igual el lugar, en todos los casos se conoce como 'el bar del pueblo'. Es el punto de encuentro social y festivo, el lugar de referencia en el que casi siempre hay gente, aunque llueva en la calle. Esto también ocurre en Herbers. El municipio forma parte de la Ruta 99, la que intenta vertebrar a todas las pequeñas localidades de la Comunitat Valenciana que no llegan a tener un censo centenario. El municipio se encuentra al norte de la Comunitat Valenciana, en la comarca de Els Ports, a escasos metros de la 'frontera' con Aragón y pese a no tener una gran censo, sí tiene su bar abierto. Herbers ha recuperado su antiguo mesón con alojamiento y lo ha hecho gracias a la Asociación Àmbit, que ha desarrollado en este enclave un proyecto de centro de formación y empleo con apoyo para diversas personas en situación de vulnerabilidad.
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Alberto Martínez de la Calle
La realidad es que la gente que ha llegado de la mano de Àmbit a Herbers no se centran únicamente en llevar el alojamiento y el recuperado mesón La Lonja, ya que su estancia en el municipio les permite recuperar esa vida social y laboral externa al trabajo de la asociación. De esta forma, igual están en las labores de Àmbit como se les puede ver de la mano de los lugareños en empleos propios y necesarios de la zona. Así, todos contentos. La localidad recupera esa vida que el paso del tiempo ha ido minorando como las personas se ven de nuevo en un ambiente social de tranquilidad y respiro.
Una vez dentro del antiguo mesón hay un cartel bien curioso: «Bienvenidos al nuevo mesón, un espacio de formación laboral. Gracias por colaborar (con una L verde de conductor principiante). Calma y disfrutad». Nada más llama la atención. Es un bar normal y corriente de un pequeño pueblo, aunque lo cierto es que cada consumición y cada tapa es mucho más que una simple estancia en un bar, porque el aprendizaje es continuo para todos. Los trabajadores rompen barreras y los clientes abren sus círculos de amistad para hacer ameno el ambiente.
El bar tiene en su planta superior el salón de restaurante, un lugar en el que el comensal puede degustar platos con mayor elaboración, todos cocinados por los empleados del mesón bajo la supervisión de trabajadores sociales, que les enseñan cada técnica culinaria. El menú elaborado concluye con un guiso con carne de ciervo ciertamente sorprendente.
Herbers se ha abierto durante los últimos meses a sus nuevos vecinos, unas personas con ganas de recuperar el tren de una vida que se abre de forma placentera entre montañas valencianas con vistas a Aragón. La acogida ha sido la de abrir las puertas sin mirar el pasado, dando una oportunidad sin condicionantes. El censo se ha recuperado, casas deshabitadas vuelven a tener vida y el antiguo mesón con su alojamiento marchan a pleno rendimiento para que Herbers pueda acoger turistas que buscan caminatas y mucha paz. Un fin de semana es un antes y un después, un impás de relajación entre la agotadora rutina de la ciudad. A dos horas y media de Valencia, a 30 minutos desde Morella, Herbers se ha puesto la camiseta de la solidaridad para que todos puedan retomar la carrera de la vida con una simple sonrisa y un buen servicio.
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