![LoAlto, tierras eternas para nuevos vinos](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/04/murviedro-kOrB-U22014137988588HI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Sábado, 5 de octubre 2024, 01:44
En la cima redondeada de una vieja colina, aislada y rodeada de viñedos, almendros, bosques de pinos y carrascas, se encuentra la históricamente conocida como Casa Lo Alto. A lo largo del día, águilas reales y perdiceras sobrevuelan la finca, mientras que por la noche el búho chico vigila la tranquilidad del lugar. Esta casa, situada a unos 750 metros de altitud, es el corazón de una finca que ha sido preservada para producir vinos que reflejan el carácter del paisaje que la rodea.
Desde que Bodegas Murviedro, filial española del grupo Schenk, adquirió este pago en 2017 la finca ha pasado por una profunda transformación orientada hacia la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Con una extensión de 150 hectáreas, de las cuales 60 son viñedos, la finca está dedicada a la producción de vinos de parcela y de paraje. Variedades autóctonas como Bobal, Garnacha y Tardana encuentran aquí un terreno único, con diferentes orientaciones y suelos que van desde arcillosos a calcáreos, con algún componente arenoso, lo que influye en la singularidad de cada uno de sus vinos.
Los vinos de LoAlto buscan capturar el paisaje en cada botella, con una estricta viticultura ecológica que respeta la biodiversidad del entorno. Aquí, los viñedos conviven con almendros, cultivos de cereal y bosque mediterráneo, creando un ecosistema rico y diverso. En el proceso de elaboración, se opta por una mínima intervención, utilizando levaduras autóctonas y evitando el uso de químicos de síntesis para mantener la pureza del suelo y de las uvas. Los vinos resultantes son complejos, con una alta carga frutal y la acidez adecuada para una larga evolución en botella.
El compromiso con el entorno se extiende también al turismo. LoAlto ofrece una experiencia enoturística única, donde los visitantes pueden recorrer los viñedos, conocer los procesos de elaboración y alojarse en la casa de labor totalmente rehabilitada, respetuosa con su arquitectura original.
El proyecto enológico de Lo Alto está enfocado en dos tipos de vinos: los vinos de parcela y los vinos de paraje. Los primeros, elaborados con uvas de parcelas específicas, capturan la singularidad del terreno y sus matices únicos. Estos son Los Álamos A y El Guindal G.
Los Álamos A 2022 está elaborado con Garnacha blanca, refleja la personalidad mediterránea con aromas a corteza de cítricos, hierbas balsámicas y flores blancas. Su frescura y final largo y cremoso lo convierten en un vino vibrante y expresivo. Por otro lado, El Guindal G 2022 es de Garnacha negra, un vino tinto de carácter fino y complejo, con notas de frutas negras, monte bajo, romero y aceituna negra, que aporta una sensación de profundidad y ligereza al mismo tiempo.
Los vinos de paraje, en cambio, son más directos y frescos, con una gran carga frutal que refleja el paisaje que los rodea. Entre ellos destacan LoAlto Tardana 2022, un vino blanco floral con notas de fruta blanca y matices de hinojo; LoAlto Garnacha 2022, un tinto elaborado sin acero ni roble, que resalta la pureza de la fruta roja y los toques de mora e hibisco; y LoAlto Bobal 2022, un vino intenso y frutal con notas de cereza y fresa, acompañado de taninos equilibrados que le dan estructura y personalidad.
LoAlto no solo produce vinos excepcionales, sino que ofrece a sus visitantes la oportunidad de sumergirse en su entorno natural. La casa de labor ha sido cuidadosamente rehabilitada para acoger a los viajeros del vino en un ambiente que combina el confort con la autenticidad.
Los visitantes pueden disfrutar de recorridos por los viñedos, donde se aprecian las diferencias entre las parcelas y sus orientaciones, a comprender por qué se adapta mejor una u otra casta de vid en cada terreno, así como observar los métodos de elaboración que aseguran la pureza y singularidad de los vinos.
El paisaje que rodea LoAlto es idílico, enclavado en el entorno del Parque Natural de las Hoces del Cabriel, lo que permite disfrutar de los vinos en su contexto natural. La finca se integra a la perfección con su hábitat, ofreciendo una experiencia enoturística que conecta a los visitantes con la tierra y los extraordinarios vinos que de ella nacen.
Para quienes buscan una experiencia más profunda, LoAlto permite alojarse en la finca, disfrutando de la tranquilidad y belleza del lugar mientras se descubre el proceso que convierte a este terruño en los vinos singulares que contiene cada una de sus botellas.
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