Bodega La Pascuala: El 'Súper' bocadillo de caballo más famoso

La Bodega La Pascuala, premiada con el Cacau d'Or en 2015, se ubica en el histórico barrio de El Cabanyal y es conocida por ser uno de esos templos de tradición para los jornaleros, que tras haber trabajado durante horas, se acercan hambrientos a cumplir con su ritual. Hablamos del almuerzo, o más bien, del esmorzaret, una cita imprescindible para los valencianos. Junto con las combinaciones más atrevidas, este menú se acompaña con la picaeta, un surtido de cacahuetes y salazones. No puede faltar la 'cañita' y el café, ya sea cremaet o con leche.

Esta bodega emana cultura del almuerzo en su máximo esplendor donde destacan múltiples características, pero en particular, el tamaño de sus bocadillos y la carne de caballo que utiliza en algunos de ellos. Cuando estalló la crisis de las «vacas locas» hace más de 20 años, el consumo de carne de ternera descendió en España hasta un 50%. La Bodega La Pascuala tuvo la ingeniosa idea de introducir carne de caballo. Esta pieza, ahora irremplazable en el menú, consolida el éxito y el prestigio del famoso local.

El 'Super' es el bocadillo más grande de la bodega y el más solicitado por los comensales. La suculenta ración incluye, entre dos crujientes piezas de pan, unas piezas de bacon que dan el toque sabroso, queso fundido por encima de la carne de caballo, tomate de la terreta y cebolla.

Los bocadillos, acompañados de su habitual picaeta, una bebida y un café, pueden servirse enteros o medios, la cuestión es salir llenos o muy llenos de allí. Los que acuden a La Pascuala no suelen atreverse con el bocata completo ya que su tamaño puede asustar incluso a los más valientes y hambrientos. Su longitud es de una barra de pan entera, es decir, de unos 50 centímetros. Comer un 'Super' o cualquier otro bocadillo de ese tamaño es todo un reto, sin embargo, cada día se acercan a la bodega varios osados capaces de devorar a estas bestias calóricas. También es habitual guardarse la otra mitad del emparedado para comer más tarde o incluso llevárselo para cenar.

Este local cuenta con una historia que se remonta a hace más de un siglo. Lo que hoy es un bar típico de almuerzos, antes era donde se ubicaba la sede de la Liga Marítima de Pescadores. Su vínculo con la pesca y el barrio del Cabanyal se ve reflejado en cada rincón de la bodega, la cual está repleta de fotografías que recuerdan en sus paredes las infinitas memorias del lugar.

En definitiva, los bocadillos con nombre propio de La Pascuala son un emblema tanto del local como de la ciudad de Valencia. El esmero con el que se preparan hace que sepan a gloria a pesar de su contundencia y así se demuestra con el vaivén de una gran multitud de variopintos clientes que visitan este santuario del almuerzo cada día. Los chorreantes y sustanciosos entrepanes son dignos de probar al menos una vez en la vida. Así pues, se puede afirmar sin ningún tipo de duda que acudir al reclamo de La Pascuala es una experiencia que deja un buen sabor de boca (literalmente).

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