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Juan porta martí de veses
Jueves, 10 de marzo 2022
Con pie y medio en las fallas y con el olor a pólvora inundando las calles de la ciudad de Valencia sólo hay un aroma que compite con el del explosivo quemado y es el de los dulces que llenan los más de cien puestos ... de venta de churros y buñuelos que hay en Valencia. Parece que esta sea la merienda típica para los niños que salen del colegio por las tardes, o el desayuno perfecto para los que alargan su fiesta hasta la madrugada; pero las panaderías de valencia dicen lo contrario: «Los panquemaos, los pastissets de boniato y los rollitos de anís se venden como churros y nunca mejor dicho».
En el centro de Valencia encontramos el Horno San Bartolomé, en medio de la Falla Reino de Valencia-Duque de Calabria. Como muchos otros hornos, este abastece, además de a las decenas de clientes que pasan por la pastelería a diario, a la multitud de falleros, locales y turistas que visitan la ciudad en la temporada de Fallas. «A los valencianos cada vez les gusta menos pedir churros y buñuelos. Los locales prefieren pasar por una panadería a por unos dulces recién hechos que puedan llevarse a la mascletà en una bolsita o que puedan comer mientras visitan los monumentos falleros», afirma una de las dependientas del horno.
Las panaderías tradicionales valencianas suelen estar abiertas 24 horas al día. A las 12 de la noche entra el primer turno de trabajadores a elaboras las primeras masas para que, al abrir de madrugada ya esté todo disponible. Además también preparan todo tipo de almuerzos, dulces y salados, comidas (cocas saladas de todo tipo), y dulces que llevan a las fallas bajo encargo. Debido a la demanda, los dulces que antes sólo se servían en fallas, ahora pasan a venderse todo el año. Ya no hay un dulce típico fallero, y si lo hay, se vende todo el año. Se alarga la temporada navideña con los pastissets de boniato y se adelanta la pascua a los panquemaos.
Esta elección por los productos de panadería van mucho más allá de evitar el aceite de los churros y es que los hornos tradicionales valencianos, como el San Bartolomé apuestan por la calidad del producto, tienen la mejor materia prima del mercado para la elaboración de sus masas. Mientras que las grandes superficies importan el trigo de países europeos como Ucrania, las panaderías valencianas utilizan el producto español e incluso el trigo valenciano.
Al no tener un dulce típico fallero, los panaderos y pasteleros sacan a relucir su imaginación y crean magníficas obras de arte en forma de masas. Un ejemplo es el pan con forma de miguelete que recientemente llevó a Adrián Martí Muñoz, panadero valenciano, a lograr el segundo premio en el IV Campeonato Nacional de Panadería Artesana. Y es que el pan es, también, una pieza fundamental tanto para las casas, como para la cultura del «esmorzaret». Este impresiona a todos los turistas que vienen a las Fallas y acaban queriendo comerse un bocadillo de «todo lo que haya en la vitrina» delante de un monumento fallero.
1700gr de harina
150gr de azucar
500ml de aceite de girasol
600ml de anís
1 chorrito de agua
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