Primero, despidamos 2024. Un año de especial dureza para el territorio valenciano, que ni siquiera dio tregua en lo que a gastronomía se refiere. Hubo ... cierres, y no pocos. En la medida que la ciudad se ha transformado, los grupos hosteleros han ganado terreno, y también hay causas personales tras la despedida de reconocidos proyectos, como Hikari, Bekaa, Apapacho o Dalima. Por suerte, una segunda vida es posible. Es el caso de Vinorte, que no se despide de los wine lovers, sino que cambia a otras manos expertas; o de Mimar, que dejará de llamarse así, para ser el nuevo proyecto de un popular hostelero de las inmediaciones. Puestos a dar nombres propios, Luca Bernasconi y Toni Novo, al frente de Lebulc y Casa Carmela respectivamente, estrenan el tablero gastronómico de 2025, donde se prevén numerosos movimientos y algunas aperturas -ojalá, de larga duración-.
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Empecemos con Vinorte, ese bonito local de calle Cervantes, que puso en valor el buen bar de vinos. Tras la firma se encontraba el sentimiento y el esfuerzo de César Martín e Iria Lado, pero pudo la nostalgia. En septiembre, conocimos que la pareja se marchaba del espacio para estrenar otro futuro, igual de ilusionante, al frente de un pequeño hotel en Galicia. La tierra de origen de Iria ya inspiraba muchos de sus vinos y tapas. Lo que no sabíamos es que la marca perduraría, aún en 2025, en manos de otras personalidades con reconocido prestigio en el mundo del vino. Por un lado, Luca Bernasconi, estandarte de la bebida en nuestra ciudad, ya involucrado en la recuperación de Saxo, el estreno de Le Bar de Vins y un proyecto tan particular -y esencial- como Lebulc. Se alía en esta ocasión con la distribuidora Sommelier Express, cuya cabeza visible en esta aventura será Gemma Zaplana.
La intención de la nueva propiedad es mantener la esencia que otorgó, no solo la fama, sino también un Solete Repsol, a este espacio tan singular. Para ello, no se alterarán demasiado ni la oferta líquida ni la propuesta sólida, en pos de preservar ese wine bar de calidad, que tan inusual resulta en Valencia. La presencia de Luca en Vinorte afecta a su actividad en Lebulc, club privado para los grandes vinícolas de la ciudad, que ahora potenciará la vertiente de tienda, bajo demanda de los socios.
El caso de Mimar es distinto, por cuanto se convierte en un nuevo negocio con otro nombre distinto. Estamos ante un proyecto que ha atravesado diferentes etapas desde su sonado lanzamiento, en 2022, con el chef Raúl Aleixandre al frente de los arroces y las fideuàs. El propietario siempre fue José Miralles, restaurador que mantiene un vínculo especial con los Poblados Marítimos, pues lleva años impulsando negocios de valor cerca del mar -Mercader, Mercabanyal, Marino Jazz, entre otros-. La firma más sentimental para Miralles es el restaurante de su familia, La Alegría de la Huerta, situado en primera línea de playa, que ahora se ha propuesto relanzar. A esto se suma sacar adelante Casa Pescadores, un mercado gastronómico todavía en construcción, y como se hacía difícil impulsar tantos proyectos, ha tocado elegir. En este punto del relato, aparece Toni Novo, quien se interesó por el local del Paseo Marítimo.
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A poco más de un kilómetro de Mimar, se encuentra Casa Carmela, templo arrocero con más de 100 años de tradición, que ya ha conocido a cuatro generaciones de hosteleros. Novo es el guardián de este legado familiar, cuyo prestigio ha asentado a nivel nacional, y ahora se propone ampliar el imperio costero con una nueva apuesta de igual nivel. Ni él ni Miralles serán los únicos que traten de resignificar la identidad de los restaurantes que Valencia tiene en primera línea de playa, especialmente en la Malvarrosa. Hay otros grupos con proyectos potentes en las icónicas casetas, que todos conocemos, pero que estamos a punto de redescrubir.
Con todo, parece que 2025 trae esperanza. A estos dos requiebros, se suman valientes aperturas de autor, que van a luchar por sobrevivir en un hábitat salvaje: Cocleque y Xaruca, ambas en el barrio de El Cabanyal. También entusiasma el reciente estreno de Hiro, el esperado restaurante japonés de José Arribas (Q'Tomas, Barrafina), en connivencia con el prestigioso sushiman Andrés Pereda (ex Komori). Y tantos otros conceptos que nos han pillado por sorpresa: la apuesta por el buen ultramarinos de Marghè Bottega Italiana, ese informal Maestro Bar o la apertura de Escama, recién llegado desde Jávea. Terminamos con dos grupos imparables, por suerte, de gran carácter valenciano: Gastroadictos da el salto a la Plaza del Ayuntamiento, mientras Gastro Trinquet recorre el camino inverso, y se atreve a adentrarse en los barrios. Tal vez ellos también recuperen un restaurante que ya ha aparecido en texto, quién sabe.
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Hay tanto que todavía no se pude contar… Y 2025 no ha hecho más que empezar.
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