El Descubridor
Jueves, 23 de enero 2025, 17:35
Vinos color naranja. En principio, una anomalía. Casi una rareza que en los últimos años gana cada día una cuota de mercado porque son vinos ... que han encontrado un perfil de consumidor adicto a las novedades, que los reclama con notable intensidad. En España y, por supuesto, también en Valencia, donde el color naranja forma parte de su ADN, casi como un fetiche. Hay exquisitas naranjas valencianas, desde luego, y hay unos vinos color naranja muy interesantes. José Luis Llorens, al frente de Bodegas Santander, la popular enoteca del barrio de Patraix, elige cuatro de esas referencias con raíz valenciana en forma de recomendaciones para LAS PROVINCIAS.
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Como prólogo, una advertencia: de qué hablamos cuando hablamos de vinos naranjas. Muy resumidamente, Llorens recuerda que se trata de un vino blanco elaborado como si fuera un tinto; es decir, se deja macerar con las pieles, un proceso que dota al vino resultante de un mayor volumen, muy adecuados para fórmulas de maridaje con un menú apropiado. Vinos «gastronómicos», como él mismo señala, «que suelen tener una acidez bastante alta y muy gustosos al paladar». «Siempre les noto como una especie de almíbar o de miel, pero sin llegar a ser dulces», anota.
Fijada esta advertencia, vamos con los vinos que selecciona. La primera referencia, una propuesta de la bodega Cañada de los Moros, que recurre a la variedad autóctona por excelencia (la sabrosa uva merseguera) para elaborar un vino que nace en Siete Aguas que responde al criterio también hoy muy extendido de mínima intervención.
Segunda propuesta, un vino de singular denominación. 'La mujer caballo', que nace en Fontanars con el adjetivo taronja añadido y que resulta de añadir a otra variedad muy propia de la Comunitat, la valencí, como la uva dominante que han recuperado sus autores (Joan, Pilar y José: los magos de Filoxera) un ensamblaje con airén, moscatel y algunos frutos más.
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Tercer vino, el naranja Romano. «Es un vino elaborado con macabeo y tardana», explica Llorens. Una criatura alumbrada por Rafa López, de la bodega Sexto Elemento, que desde Venta del Moro, una auténtica joya que encarna una especie de vuelta al pasado: un viaje de retorno a cómo se elaboraban los blancos de toda la vida.
Y para rematar, la cuarta recomendación. El Luis XIV, un vino naranja creado a partir del proyecto de recuperar fondillones en la provincia de Alicante, según una antigua tradición que David Carbonell impulsa a partir (también, como los ejemplos precedentes) mediante un proceso de búsqueda alrededor de la doctrina agrícola del entorno: es decir, uvas de variedad verdil, con alguna aportación de malvasía y moscatel de Alejandría.
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¿Resumen? En su opinión, se trata de una tendencia en auge, «que está muy bien para restauración». Y porque a su juicio son vinos que «sorprenden a quienes estén cansados de vinos blancos más básicos». «Son una buena opción por ejemplo para una comida de pescado crudo o también para menús con picantes: en vez de rosados o burbujas, el vino naranja va muy bien», concluye.
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