Novedades en el universo Knöller: Paquita se jubila y el Riff se traslada

Como ya anunció en su momento Bernd Knöller, toda la plantilla se trasladará a la nueva ubicación temporal. Excepto una persona. Diez días antes, el Riff tendrá que decir adiós a Paquita Pozo, la jefa de sala y sumiller que le ha acompañado durante 25 años y uno de los pilares más importantes del restaurante. Ha sido el propio chef, en su newsletter, quien ha avanzado que el último día de Paquita en el restaurante será el 13 de abril, y se despedía de ella con palabras de agradecimiento por el tiempo pasado a su lado. «Su profesionalismo, calidez y conocimiento del vino han sido pilares fundamentales en la creación de experiencias gastronómicas memorables. Su pasión por la gastronomía y su don para el servicio han dejado una huella imborrable en nuestro restaurante y en los corazones de muchos de nuestros clientes y los que hemos tenido la fortuna de conocerla».

No ha sido una relación fácil, según reconocían los dos en un reportaje publicado hace unos dos años. Lo suyo, como un matrimonio, ha tenido altibajos, idas y venidas y, al mismo tiempo, una lealtad inquebrantable que les ha convertido en una dupla indivisible en el panorama gastronómico valenciano, y que ahora se separa definitivamente. «Murió su padre y fue un golpe muy duro para ella, así que como a finales de abril cumple 65 años ha sido el momento perfecto para que ella pudiera jubilarse», explicaba ayer Bernd. Los dos se han emplazado para una comida juntos en L'Escaleta antes de su jubilación definitiva. «Espero que sigamos siendo amigos, porque lo hemos sido, aunque discutiéramos todos los días», bromea el chef, que sabe que no es fácil trabajar con alguien que «cambiaría todo todos los días».

Aunque la reforma no tiene nada que ver con la marcha de Paquita, es cierto que el planteamiento del nuevo Riff gracias a la reforma va a permitir que los cocineros tomen mayor protagonismo, con una barra y una cocina abierta. Es un concepto que el alemán venía rumiando desde hace tiempo, y que será posible cuando reabra sus puertas tras los tres meses en los que está previsto que duren las obras. Mientras, el hotel Meliá acogerá su filosofía, su plantilla y su cocina. «¿Qué mejor ubicación que en la plaza del Ayuntamiento? Queremos que sea una aventura rentable». La buena relación con la propiedad del establecimiento hotelero, además de poder tener un comedor exclusivo para ellos, ya que no se usa en los desayunos, ha permitido que la decisión final haya sido fácil para el chef.