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«Es demasiado drástica porque muchos de estos locales enclavados en polideportivos trabajan los fines de semana dando comidas familiares, incluso algunos también hacen eventos ... como comuniones y otros banquetes». Con estas palabras, cargadas de inquietud, se refiere Manuel Espinar, responsable de la patronal de hostelería de la Comunitat, a lo dispuesto en el recién presentado proyecto de Ley de prevención del consumo de bebidas alcohólicas y de sus efectos en las personas menores de edad, llamada coloquialmente ley del Alcohol. Una norma que en sus diferentes apartados alarma al sector, que salió muy tocado de las diferentes crisis de consumo a nivel nacional (incluida hace cinco años la crisis del covid) y que, en el caso valenciano, sufre además los impactos que tuvo la dana sobre gran parte del territorio de la provincia de Valencia. Con una particularidad adicional, que desata una preocupación superior entre los hosteleros: que en su artículo 67 prohíbe «la introducción y venta de toda clase de bebidas alcohólicas en las instalaciones en que se celebren competiciones deportivas».
Es decir, que todos esos bares de polideportivos que en la Comunitat se asocian a la práctica del rito del almuerzo verán vetado el consumo de alcohol. Será el caso también de los bares de campos de fútbol y otras instalaciones deportivas, donde es frecuente observar escenas como la que ilustra estas líneas: un grupo de familiares saborea el aperitivo mientras ven jugar al fútbol a sus hijos o comparten con ellos un rato de asueto después del partido. Adiós a todo eso, salvo que en el trámite parlamentario se introduzcan cambios al respecto, como recuerda Espinar: «Se trata de un proyecto de ley que tiene que iniciar su proceso de tramitación, durante el que confiamos que se puedan corregir en sede parlamentaria los aspectos que no son operativos para el fin de la ley, que es prevenir el acceso de menores de edad al consumo de alcohol».
Cuando presentó su iniciativa en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del 11 de marzo, la titular de Sanidad, Mónica García, explicó que su propuesta, que calificó de «pionera», sirve para «armonizar las leyes existentes en la materia en el territorio», también incluye «medidas nuevas» y responde «a una preocupación social que hay que abordar de manera urgente». El proyecto, añadió, «viene respaldado por las recomendaciones de una comisión parlamentaria». Justificaciones que no convencen al sector valenciano. Para la patronal, «aunque estamos de acuerdo con el fin de la ley de prevenir acceso de los menores de edad al consumo de alcohol y pensamos que hay que seguir trabajando en esta línea», echa en falta la inclusión en su articulado de un elemento clave: a su juicio, «es curioso que el proyecto de ley no aborda el principal problema que existe en la juventud: el consumo intensivo, sin control, y el acceso a la compra de alcohol en puntos de ventas que no respetan las normas de restricción de acceso a menores de edad».
Espinar señala que «curiosamente» la propuesta del Ministerio «no hace referencia específica a los problemas de botellón». Tampoco detalla el texto legal «medidas de actuación conjuntas y potentes para el verdadero problema de salud por intensidad y extensión en la juventud», en alusión a esa práctica habitual de consumir alcohol entre menores, o entre población muy joven, al margen de los negocios de hostelería. Por el contrario, la nueva norma «pone el foco en cuestiones laterales, como la publicidad y patrocinio de las terrazas», que también alarma a la patronal de la Comunitat, Conhostur. «La publicidad de las terrazas es respetuosa y discreta, porque se ubica en el mobiliario en un extremo un pequeño cartel del patrocinador», dice Espinar. «Por ejemplo», prosigue, «en el caso de la ciudad de Valencia la publicidad comercial tiene unas dimensiones que no superan los 5 x 10 centímetros en las sillas».
No es su único motivo de preocupación luego de una lectura detallada de la propuesta. También recalcan los hosteleros valencianos que la ley del Alcohol «tiene un elemento que se ha pasado de largo y que es un inconveniente», en relación a otra prohibición que traería consigo su aplicación si el texto legal sale del trámite parlamentario tal cual, sin modificaciones: «Prohibiría también el patrocinio de fiestas populares, eventos deportivos, festivales o conciertos». Un aspecto que añade preocupación, al sector como confiesan algunos hosteleros consultados a propósito de la nueva ley.
El gerente del bar del polideportivo de Catarroja, que que sigue sin poder abrir su local cinco meses después de la dana por conflictos con la empresa concesionaria , carga con dureza contra la posible prohibición de vender alcohol en recintos deportivos. A su juicio, la medida, aunque aún no está aprobada, «sería »la ruina« para los hosteleros que ofrecen almuerzos, comidas o cenas en este tipo de espacios, informa Nacho Roca. Aunque asegura haber limitado la venta de licores fuertes en su local, defiende que una cerveza o un carajillo consumidos con moderación no suponen un problema y recuerda que «los extremos son siempre negativos». Reivindica el control y el sentido común frente a lo que califica como una «ley seca, sin pies ni cabeza».
En Algemesí, el bar del polideportivo no se verá afectado por la entrada en vigor de esta nueva ley, según su responsable. Y es que aunque lleva el mismo nombre del recinto deportivo no se encuentra propiamente dentro del mismo si no junto al polideportivo. Cuando se construyó ya se tuvo en cuenta, según explica el actual regente del establecimiento, para que no se viera afectado por este tipo de normas sobre la venta de alcohol. «Ya existe una normativa sobre la venta de alcohol en estos espacios así que ya se hizo con idea y no nos afectará», comenta Antonio Sánchez, que lleva más de una década en este local. Sin embargo, considera que con este tipo de leyes se castiga a los establecimientos hosteleros «donde la venta de alcohol está más controlada porque nunca se lo servimos a quienes son menores», responde a Alicia Talavera. Además, añade que este tipo de leyes no suelen servir para reducir el consumo: «Los jóvenes van al supermercado y cargan de botellas para luego bebérselas por ahí».
Adrià, al frente del bar del polideportivo de Canals, se enteró por LAS PROVINCIAS de la puesta en marcha de la tramitación de la ley. «Es la primera noticia que tengo», asegura. En su caso particular, informa Belén González, no sabe si le afectará porque en las instalaciones deportivas donde él regenta el bar no se desarrollan actividades para menores, aunque hay una pista de pádel y frontenis, pero sí tiene claro que, de prohibirse el consumo de alcohol, «tendría que cerrar el local». Lamenta que les pongan más trabas, cuando ya es complicado sacar adelante su negocio. Y además de considera »injusta« la norma, afirma: «Si llueve, que llueva para todos. No pueden prohibirme a mí vender alcohol y a la terraza del bar que hay a 500 metros permitirlo».
El resumen de estos testimonios de empresarios del sector coinciden con la voz de alarma que llega desde la patronal. Manuel Espinar subraya que «hay que tener en cuente que son alrededor de 600 millones de euros que se hace en inversiones por los patrocinadores y las empresas cerveceras en mobiliario cada vez más sostenible, con menor impacto acústico y ayuda a dar una mejora en las calles haciéndolas más vivas, que es lo que quieren los ciudadanos». «Si se tuviera que tirar todo el material, sería un desperdicio medioambiental, iría contra el mantenimiento y actualización del mobiliario que sería imposible asumirlo por el sector», concluye.
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