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Dice Germán Carrizo que la visita que más recuerda a Maipi fue el 31 de diciembre de 2011, una Nochevieja difícil de olvidar. « ... Trabajábamos a la hora de cenar, así que fuimos a mediodía a comer gamba de Denia, porque Carito tenía antojo. A mí me han gustado siempre los caracoles y las manitas que hacían, y la ensaladilla me parece que está buenísima. No sé si esa fue nuestra primera vez en la casa de Gabi y Pilar, pero es de la que más me acuerdo», rememora. Pues bien, esos recuerdos pervivirán para siempre en un local que ahora pasa a ser de su gestión, siempre en tándem con Carito Lourenço. Los famosa pareja de chefs, a cargo del restaurante gastronómico Fierro (1*) y del más informal Doña Petrona, también en el barrio de Ruzafa, se hqueda con un negocio que, lejos de tratar como asesoría, aceptarán como propio.
«La idea es seguir conservándolo todo, lo único que cambiaremos será el grifo de cerveza«, comentan. Pero no se irán ni las maderas, ni la vitrina, ni los cuadros en los que Gabi posa junto a diferentes futbolistas. Él ya lo dejó bien claro en este mismo periódico: despedirse de Maipi le costará lágrimas. Es por ello que Carito y Germán han previsto un tiempo de transición en el que tanto él, sempiterno tras la barra, y Pilar, la artista de la cocina, sigan presentes. Luego el bar cerrará por vacaciones y, para mediados de septiembre, regresará reformado en cuanto a la propiedad, pero no en esencia. Ni tan siquiera el espacio o la carta prevén cambios, de momento. Mismo producto, porque ambos se declaran «amantes de las barras», y algún guiño a lo suyo. También se queda Camilo, quien lleva 4 años apoyando como anfitrión, y puede que de vez en cuando se dejen ver Gabi o Pilar, de manera excepcional.
Es así como termina una era de Maipi, restaurante que abrió en 1983 con la idea de ser bar, porque así es como se ha sentido su barra para los empresarios, deportistas, personalidades y clientes de toda la vida, que le han acompañado con fidelidad. No había relevo generacional, y por ello, Gabi se resistía a ceder el bastión a cualquiera. Finalmente, han sido Germán y Carito: «Es un sitio al que hemos ido bastante y fue muy interesante saber que podíamos continuar con un proyecto tan auténtico. En su momento pensamos en quedarnos Da Carlo, y no salió, y ahora esto nos parece que tiene mucho sentido, porque está cerca del resto de negocios. Con cinco mesas, igual que Fierro. Esperamos estar a la altura y respetar el legado», concluyen ambos.
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