

Secciones
Servicios
Destacamos
En la gastronomía todo liga con una buena salsa; pero en la grandeza de los cocineros también se encuentra la capacidad de servirse de otros productos e ingredientes que sirvan para hacer que la experiencia culinaria vaya más allá de las papilas gustativas del cliente. Joaquín Schmidt ha conseguido ligar el arte y la gastronomía con una simple patata. Tal vez estemos ante la patata más querida de Valencia, porque para potenciar su sabor, su presencia y su imagen el cocinero ha contado con un equipo transversal que sale de su peculiar cocina y se adentra en ámbitos sociales y culturales de Valencia. «A Joan (Verdú) lo queremos un montón», se escuchó en el restaurante de Joaquín Schmidt.
El artista de Alzira falleció en noviembre de 2017. Cinco años y medio después se ha completado todo un homenaje doble. El objeto está claro, «la patata», la que a Joaquín Schmidt le recordó la serie 'Forats' de Verdú. Aquel tubérculo sigue en el frasco de tapa naranja. Nunca se ha abierto. Fue aquella patata la que el cocinero le ofreció a Verdú en su restaurante ya que asoció 'Forats' con ese «sobrante» de una cocción del restaurant. La amistad y el arte propició una nueva obra de Joan Verdú: «Big potato with holes».
Una patata hecha arte. La cocina siendo de aprovechamiento para el espíritu humano. Y mientras aquella patata se quedó encerrada (para siempre) en un tarro, Joaquín Schmidt y otros amigos fueron reuniéndose con el recuerdo presente de Joan Verdú. El diseñador Macdiego, según relató esta misma semana en el propio restaurante de Schmidt, cogió «la bandera» del homenaje y se propuso formalizarlo tras varios encuentros. ¿La forma? Un libro, pero no cualquier libro.
El resultado, tras años de cocción a fuego muy muy lento, ha sido el de un ejemplar que combina una receta, varios artículos (entre ellos uno de Jesús Trelis, director de LAS PROVINCIAS), las obras de diversos artistas inspirados en 'la patata Verdú' y el extra de un cómic inédito del artista de Alzira. Todo queda entre amigos, como la presentación en Valencia de este homenaje. El restaurante de Joaquín Schmidt sirvió durante domingo y lunes para que cerca de 60 personas vieran obras de Verdú, contemplaran la inspiración de decenas de artistas y pudieran degustar la cocina tan sincera de Schmidt. Un encuentro en el que hasta el pan con aceite de Viver era una obra de arte. Sublime la tarta de manzana de El Taller.
Schmidt recibiendo a los invitados en su casa, Macdiego explicando cómo se fraguó el homenaje y Tomás Verdú, hijo del arista, leyendo el artículo que escribió para el libro. No faltó la música, también hubo momento para reír, emocionarse y aplaudir. Porque como cantaría Gustavo, «a Joan lo queremos un montón», o un Juan Carlos Sotos homenajeando al vecino de calle Nino Bravo. Cuando paso a paso se va creando una atmósfera mágica, nada puede salir mal.
Joan Verdú, su espíritu y su patata están en el restaurante de Joan Schmidt, en las obras de varios artistas y en un libro de doble portada. Nunca una patata unió tanto, y eso que es uno de productos esenciales en la gastronomía española. La tortilla, las bravas y Verdú tienen algo en común: la patata.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los ríos Adaja y Cega, en nivel rojo a su paso por Valladolid
El Norte de Castilla
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.