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Una canción, una ciudad o un bar suelen ser los lugares comunes de muchas relaciones. Pero cuando hablamos de artistas estos se transforman en otros ... mucho más originales como una patata. Un tubérculo como símbolo de una unión, la del artista alcireño Joan Verdú y el cocinero Joaquín Schmidt, y que ahora es protagonista de toda una exposición. 'Patata, Verdú, Schmidt'/ 'El hombre que corre' es el título de un libro y de una muestra que se ha inaugurado este jueves en la Casa de la Cultura de Alzira y que como su propio nombre indica va de patatas, de arte y de cocina, pero por encima de todo de la amistad. Todo aderezado con la colaboración de medio centenar de artistas y creadores para rendir homenaje al gran pintor Joan Verdú, que falleció en 2017.
«Este libro es la historia de la amistad de dos personas y a partir de ahí surge todo esto. Se abrió el tarro de la patata y pasó lo inverso que con la caja de Pandora, todo cosas buenas», explica Schmidt. La patata arrugada en el tarro de mermelada es el objeto central de esta muestra y el origen de esta aventura artística que comenzó hace unos dos años. Joaquín reunió a un grupo de amigos para realizar un tributo a Joan a través del símbolo de su relación, una patata agujereada y guardada desde 2014 en un recipiente.
Schmidt regaló en aquel momento al artista alcireño, gran amigo ya y comensal asiduo de su restaurante, ese tubérculo que los cocineros conocían como patata avellana y que normalmente desechaban o utilizaban para puré. Al chef le recordaba a la afamada serie 'Forats' de Verdú y éste agradecido con el sorprendente regalo creó una obra nueva 'Big potato with holes'. Así nacía un vínculo eterno entre los dos amigos y las patatas. «Por ello creé la 'Patata Verdú' que forma parte del menú de los sentidos del restaurante», comenta el prestigioso cocinero, que también ha incluido su receta en el libro. Además, el recuerdo del artista está muy presente en su establecimiento con muchas obras que impregnan de su mundo de color la experiencia gastronómica.
«Está integrado en el restaurante, ahora es paz, sosiego y está tan presente que es una forma de darle valor, porque era un tipo extraordinario», rememora el cocinero valenciano mientras observa con orgullo el resultado de la exposición. Como no podía ser de otra manera, la obra favorita de su gran amigo es la patata en el tarro «porque de ahí sale todo» y porque es una muestra del gran cariño y admiración que ambos se procesaban. Cuando Verdú falleció, su viuda Carme, a la que está dedicado el libro, decidió darle el tarro a Joaquín, ya que formaba parte de su historia.
La exposición 'Patata, Verdú, Schmidt' se podrá visitar en la Casa de la Cultura de Alzira hasta el 28 de marzo y después, el 24 de abril, se trasladará al Restaurante Joaquín Schmidt. Esta muestra también presenta un cómic inédito de Joan Verdú, 'El hombre que corre' que es un reflejo de su trayectoria artística. Mientras el grupo de amigos preparaba el homenaje al artista alcireño, a la iniciativa se sumó su hijo, Tomás Verdú, aportando esta nueva obra que todavía no había sido publicada y que hace un repaso de su vida con su peculiar toque.
«Era un niño grande que jugaba. Él no ejercía de artista, él era artista las 24 horas. En su mente siempre estaba crear», define Schmidt a Verdú, que dejó un gran legado artístico, parte del cual se puede ver en su pueblo natal. Precisamente, el Ayuntamiento de Alzira se volcó desde el principio con la iniciativa 'Patata, Verdú, Schmidt', que ahora ve la luz.
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