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Quique Dacosta. Gustavo grillo/efe
Estrellas Michelin 2021 | Quique Dacosta, la perseverancia de un chef que ha levantado un imperio gastronómico

Quique Dacosta, la perseverancia de un chef que ha levantado un imperio gastronómico

Llegó al restaurante de Dénia en plena adolescencia y ya nunca quiso marcharse. Allí dio rienda suelta a su imaginación y acabó tocando en cielo estrellado

Vicente Agudo

Domingo, 21 de noviembre 2021

A Quique Dacosta nadie le ha regalado nada. Ya desde pequeño, si quería comprarse algo se lo tenía que ganar trabajando en el huerto de la familia. El dinero no sobraba en casa. Jarandilla de la Vega vio nacer al extremeño más valenciano que existe. Allí dio sus primeros pasos en una familia que se deslomaba para llevar un plato a la mesa. La cocina ni se le pasaba por la cabeza. Él quería ser lo mismo que los niños a esa edad: bombero o policía. Ni se imagina la sorpresa que le deparaba la vida.

Su conexión con Dénia la comenzó su madre, que se desplazó a este pueblo costero para ganarse la vida como camarera. Pronto le imitó su hijo quien, pese a ser bueno con los libros, no le gustaba para nada estudiar. Y ahí comenzó a soñar. Primero en la posibilidad de ser pinchadiscos, una idea que su madre pronto le quitó de la cabeza, así que acabó de camarero. Ganaba dinero y eso le gustaba. Veía que la hostelería podía ser un negocio. Su siguiente paso ya fue como cocinero en una pizzeria, donde sus recuerdos son de absoluta felicidad. Pero siguió soñando y acabó en la cocina de El Poblet con tan sólo 16 años. Allí su alegría se esfumó, no había un ambiente de familia, sólo jerarquías a las que obedecer. Se marchó. Nueve meses estuvo de fontanero, los suficientes para darse cuenta de que lo suyo era la cocina, así que regresó por donde había venido, pero con otro anhelo: ser jefe de cocina.

En detalle

  • Inicios. Con 14 años empezó a leer libros de cocineros franceses, y con 18 visitó los mejores restaurantes gastronómicos de España.

  • Cocina. Cuando el restaurante de Dénia estaba ya bajo su dirección, Dacosta quería aligerar las elaboraciones y rectificar puntos de cocción.

  • Futuro. Dice que quiere ser productor de restaurantes y que no tiene interés en dejar huella.

Los sueños están para cumplirlos. Quique lo sabía, así que tiró de perseverancia para no acabar de nuevo en el suelo. Esa cualidad le ha convertido en lo que ahora es. La aprendió en Jarandilla de la Vega, con su familia, y no la ha abandonado nunca. Tomás Arribas, dueño de El Poblet, le abrió su amplia biblioteca de cocina y Dacosta saboreaba cada línea, paladeaba cada concepto y absorbía técnicas imposibles. Tenía ante sí un mundo encuadernado del que se fue impregnando poco a poco. Pero no todo está en los libros, así que con lo que ahorraba recorrió los mejores restaurantes de España. Tiró de tesón y, al cabo del tiempo, el restaurante al que entró de aprendiz pasó a sus manos.

Hoy en día lo ha elevado al firmamento con tres estrellas Michelin y una creatividad inagotable. Tres restaurantes en Valencia, otro en Londres y toda la oferta gastronómica del hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid completan su perseverancia. Y sigue soñando.

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