Secciones
Servicios
Destacamos
Hace más años de los que recuerdo, un colega me regaló un libro de David Trueba que se llama 'Cuatro amigos'. Resumiendo, va de un viaje que todo grupo de amigos debería hacer en la vida. Hoy os voy a proponer eso, aunque en menor ... escala, sólo un fin de semana. Lo primero es elegir bien a los amigos. Te parecerá superficial, pero necesitas ese tipo de colega que con una mirada ya sabe qué quieres comer y, sobre todo, que marca de cerveza nunca te debe pedir bajo ningún concepto. Una vez en la compañía perfecta, toca poner rumbo a nuestro destino: Madrid. Es día y medio, así que hay que aprovechar bien el tiempo, por lo que no te dejes la pasta en el hotel.
Lo normal es que des una vuelta por el centro y vayas a tomar algo, pero hordas de turistas te lo impedirán. Si quieres ir a Casa Labra a probar uno de los mejores bacalaos de Madrid te vas a encontrar con una cola enorme. Lo mejor es que pasees y predispongas tu cuerpo al primer envite gastronómico. Ir a Madrid y no probar un cocido cuando el frío aprieta es casi un delito, así que ya que vas a los placeres de carne que sea en un sitio que no te defraudará. Te propongo que vayas a La cocina de frente, uno de los restaurante de Juanjo López, y pruebes un cocido como jamás lo has hecho. Sólo eso, no pidas entrantes.
Comenzarás con una croqueta de ropa vieja que te estallará en la boca y en la cabeza. Continuarás con unos fideos elaborados con un caldo en el que desearás bañarte hasta que lleguen las verduras, todas perfectamente cortadas y con la berza ligeramente salteada con ajo y pimentón. La carne aparece delante de nosotros no de la forma tradicional, sino como ropa vieja. Pero no viene sola, sino coronada con huevos fritos. No hay adjetivos suficientes en el diccionario para describir este plato. El último vuelco consiste en una tostada que te preparas tú mismo de tuétano y apio que sacará de ti ese 'foodie' que todos llevamos ocultos. No soy muy amigo de cocidos. Para mí no es más que carne insípida que ha dejado toda su alma en un glorioso caldo. Por eso agradezco este tipo de restaurantes que le dan una vuelta a la tradición.
Noticia Relacionada
Es justo en este momento cuando tu cuerpo te pedirá un descanso, así que vete al hotel y duerme un poco. La noche va a ser larga. Cuando te despiertes y te hayas arreglado conforme a tus intenciones, dirígete a la Bodega la Ardosa, en la calle Colón. No va a ser una cena de mesa y mantel, sino un peregrinaje de bar en bar para probar en cada uno sus especialidades. De la Ardosa no te vayas sin empujarte una ración de oreja con salta picante. Cerca tienes el Fide, otro local donde hay buen laterío y unos enormes boquerones. También, muy próximo, en la misma zona de Ponzano, está la cervecería El Doble, un clásico madrileño donde, si quieres estirar tu tarjeta, puedes pedir marisco.
Con la panza llena te debes dirigir a la calle Campoamor, concretamente al Thundercat, un club con buena música en directo y un gran ambiente. Los jueves, este local permite a los clientes subir al escenario a tocar un instrumento o, micro en mano, dar rienda suelta al Bob Dylan que llevas dentro. Pero si lo que te va es el surrealismo, tu sitio está en la calle Almirante. Allí se encuentra el Toni 2, un piano bar difícil de describir. Si alguien me preguntara qué es no sabría qué contestar. Sólo podría contarte que es un antro con un piano con una cola de cuatro metros en la que la gente se arranca con canciones que interpreta el pianista. ¿Qué tipo de gente va? Pues perfectamente podrías encontrarte allí a tu hija y a tu madre. No hay edad. El Toni 2 te atrapará poco a poco, conforme unos señores con pajarita te traen las copas hasta tu sitio, sin importarle la gente que tengan que sortear. Erasmus, algún jubilado disperso pero con más marcha que Georgie Dann, parejas de maduritos, solteros y solteras entrados en años con ganas de lo que surja o cantantes frustrados engloban la fauna que te puedes encontrar allí. Es el Arca de Noé de Madrid.
Al día siguiente, podrá ir a pasear por el rastro o a tomar un buen desayuno a base de porras, pero seguro que tu cuerpo te pide cama. Es aquí cuando agradecerás que el cocido ya esté dentro de ti y no tengas que comértelo ahora. Llegados a este punto, te propongo un italiano sencillo pero muy sabroso: Osteria Il Colombo. Pregunta por los 'fuera de carta' y si tienen los spaghetti con mantequilla y trufa pídelos. Eso sí, empieza la comida con un negroni. Hay que despedir el viaje con estilo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.