Vuelve a la vida un clásico de la hostelería en Catarroja

«Toda la maquinaria, todo el material, los asadores, todo destrozado por la fuerza del agua, que aquí llegó a una metro y medio». Gracias a las ayudas públicas y privadas, el negocio ha podido volver a abrir «porque sin las ayudas no hubiésemos podido abrir». De hecho, el negocio se quedó también sin puerta. La reapertura ha coincidido, justo en el momento en el que todos los años, las comisiones falleras de Catarroja encargan a Miguel algunas de sus comidas y cenas para los casales.

El negocio, heredado de sus fundadoras por Miguel y su prima (ahora jubilada) abre los domingos y los festivos para servir pollos asados, patatas fritas, alioli, bebidas, pan y frutas de temporada, servida y atendida la clientela por su mujer y sus hijas. «Estamos con una ilusión nueva. Y a continuar, porque la vida sigue así«, señala. Y añade: »La vida sigue».

Miguel compagina la pollería con su trabajo de agricultor, dejando los fines de semana para el negocio de los pollos. Él, junto a su hija, fue uno de los primeros labradores en sacar sus tractores para ayudar a despejar las calles tras el paso de la dana del 29 de octubre por Catarroja. Su tractor ayudó a despejar las calles del barrio del Mercado, y posteriormente de toda la localidad.

Ahora, Miguel, junto a su familia, abre de nuevo el local de pollos asados, un punto de encuentro donde todos los fines de semana se puede celebrar que es domingo con un pollo asado.