Rakel Cernicharo (Karak): «Conmigo, todo está sujeto al cambio»

-¿Sigues trabajando en verano o te permites rebozarte en la arena?

-Soy autónoma, no entiendo de periodos de vacaciones, pero me permito todo lo que necesite cuando sea necesario. De hecho… ¡Me pillas haciendo la croqueta! -ríe-.

-¿Más de Benidorm o de viaje al Sudeste asiático?

-¿Benidorm existe?

-¿Aprovecharás el verano para probar algún restaurante?

-Soy celíaca, y la cosa sigue complicada a la hora de salir, pero nunca dejo de probar.

-Si cocinas en casa durante las vacaciones, ¿cuál es tu plato infalible?

-Para los colegas, me flipa montar lo que llamo Bakanales: mesas a rebosar de comida. A veces les observo sin comer yo. La ansiedad por probar, la lujuria, el placer y el desconcierto de no saber por dónde atacar… ¡Me encanta! Pero si cocino en casa para mí, mi plato de verano son los huevos rellenos, sin duda.

-¿Y la cena clásica para las noches en la terraza?

-No suelo cenar, ni en verano ni en invierno, pero si cae algo, que sea fresco, y crudo.

-El verano más feliz de tu infancia fue…

-Todos los que pasé en el paraíso, por eso decidí vivir aquí -en referencia a su casa de montaña-.

-Tu helado favorito siempre será…

-No soy ese tipo de persona, conmigo todo está sujeto al cambio. De momento, el helado de cacahuete de Häagen-Dasz.

-¿Qué canción del verano sigues tarareando en la ducha?

-Canción del verano no tengo, pero canto en todas las duchas posibles. Me flipa la resonancia de los baños.

-Un lugar que recomiendes para comer en la costa.

-Un kiosko de chucherías perdido en el culo del mundo donde hagan sardinas bien fresquitas y no lo conozca nadie. Entre Tarifa y Bolonia, pero sin localización.

-Y un refugio para los días de montaña.

-Mi casa.

-¿Qué te molesta especialmente como comensal?

-Que siga existiendo la falta de conocimiento sobre el gluten y todo lo que se puede hacer sin él. Aquí da igual las estrellas que tenga el garito, suele ser un fallo común.

-¿Sueles dejar propina? Calcula la proporción.

-Siempre, lo que me diga el corazón. A veces, palpita fuerte.

-¿Tienes un ritual y un sitio para almorzar o desayunar?

-Mi casa, mi intimidad y mis rarezas. Buen café, lo selecciono y lo muelo. Una buena máquina. El zumo de un limón entero y hielo casero de arándano rojo. Da igual invierno que verano.

-Un vino adecuado para las altas temperaturas.

-Sin dudarlo, Pinot Noir. Por nacionalizar, el Pino Rojo de Barranco Oscuro, pero cualquier Pinot se deja beber con un toque de frío.

-Si eres amante del cóctel, ¿cuál y dónde?

-0%.

-Seguro que has tenido un amor de verano, o varios…

-De niña, claro. Me encantaban las conquistas de verano.

-Toca saltar las olas en San Juan, ¿deseo?

-No hago esas cosas. Creo en la energía, pero no en la mística.

-Compañer@ de profesión con el que compartas tiempo libre.

-Mi pareja, Javi Plaza.

-Partido de Supercopa, ¿qué pides como delivery? 

-Ni partido, ni delivery de ese tipo.

-¿Qué es aquello del verano que echas de menos todo el invierno?

-No me gusta echar de menos, es un sentimiento que te ancla a cosas que ya pasaron. Hay que vivir el momento, y si el momento no gusta… ¡Amor Fati, compañeros!