Gatxamiga, la comida energética de los agricultores

Elaborado con muy pocos y sencillos ingredientes, es una especie de tortilla a base de harina y agua, elaborada la sartén sobre lumbre de leña. «Un alimento muy sencillo, pero con muchas calorías, el mejor almuerzo para poder trabajar y aguantar toda la jornada en el campo».

Los ingredientes esenciales son la harina; cebolla y ajo al gusto; aceite; sal y agua. Lo primero que se hace es sofreír bien la cebolla y el ajo en aceite de oliva de la tierra, «que aquí se produce muy bueno», subraya Gabriel y aprovecha para vender las bondades del que producen ahora su hijo y su nieto, Manel Asensi, experto en la Gatxamiga y otros platos típicos de la zona. «Están elaborando un aceite de mucha calidad y ecológico», subraya.

Volviendo a la elaboración, Asensi precisa que, al igual que ocurre con la tortilla de patatas hay quien prefiere evitar la cebolla. Cuando esté pochada, se incorpora la harina y se trabaja con el aceite, para posteriormente ir echando el agua, sin dejar de remover con la paleta para evitar los grumos.

A partir de ese momento es cuando comienza el verdadero trabajo para dar forma a la Gatxamiga, hasta darle la forma de una tortilla. La sal se puede añadir al inicio con la cebolla y posteriormente rectificar a media cocción de la harina.

Una vez cogido el punto exacto de cuajado está ya listo para comer. Tal cual, el plato es delicioso al paladar, pero se suele completar con algún embutido, como morcilla o costillas. Y algo de lo que no se olvida Gabriel, el vino. «Esta es tierra de vinos y normalmente teníamos cosecha propia en las casas de campo y no podía faltar acompañando a la Gatxamiga», apunta Gabriel.

Actualmente, este plato es muy común en todas las casas de la Font de la Figuera y suele ser tradicional comerlo el primer día de las fiestas de septiembre. Tanto es así, que desde hace años se viene organizando un concurso, 'la Nit de la Gatxamiga' en el que participan más de un centenar de personas.

Así, la calle se llena de improvisadas lumbres donde los concursantes elaboran en el fuego de leña sus Gatxamigas y luego, un jurado «experto», realiza la cata con todas las elaboraciones para elegir a la ganadora. «Es muy bonito porque se reúnen los grupos y las cuadrillas y además vienen muchas personas de fuera a ver y degustar», señala.