La reina de las tartas de queso tiene sello valenciano

Dicen que muchas veces lo que realmente queremos está tan cerca que cuesta verlo. Y eso fue precisamente lo que le pasó a la protagonista de esta historia, Ana García Llácer- Bort. Ana es una mujer emprendedora y madre de tres hijas que crecieron viendo cómo su madre compaginaba su profesión en el mundo jurídico a la vez que elaboraba los postres más deliciosos del mundo.

«Desde pequeña me ha gustado la repostería, pero lo veía como una afición más que una profesión a la que pode dedicarme», indica la fundadora. Hasta que llegó la pandemia y pensó en hacer de su pasión, su profesión. Tartulia, es un proyecto que nace de la unión de las palabras tarta y tertulia, reflejando así que las tartas no son únicamente para celebraciones especiales, si no para cualquier momento, para compartir y alargar la sobremesa con la gente que a la queremos.

Fue durante el confinamiento cuando Ana decidió tirarse a la piscina y crear un delivery de tartas caseras elaboradas con los mejores ingredientes y un sabor inconfundible que conquista el paladar de todo el que las prueba. La tarta de lima, es junto a la de queso con arándanos y queso con oreo, los best seller de esta pequeña empresa que elabora sus postres desde un pequeño obrador en el barrio de Torrefiel. En total, Ana elabora 14 tipos de tartas diferentes además de otras 5 minitartas para los más indecisos.

El perfeccionismo y la determinación de Ana hacen que cada nueva receta, cada nuevo lanzamiento, sea todo un trabajo de investigación hasta dar con la textura y el sabor perfecto. Su último lanzamiento ha sido la tarta de nata y fresas. Siendo su ligera y esponjosa textura junto al toque de fresas frescas, el combo ideal que consigue conquistar hasta el paladar más exigente.

Nada hay que decir de su tarta de queso con oreo. Su presentación tan solo adelanta la explosión de sabor que vas a experimentar segundos más tarde. «Creo que es la mejor tarta que he probado en mi vida. Nunca había probado ninguna igual», asegura Carlos Morante, uno de sus clientes.

El éxito y la acogida de Tartulia por parte del público ha hecho que Ana decidiese dejar atrás su profesión y dedicarse en exclusiva a la empresa. Aún así, Ana todavía no termina de creérselo y asegura sentir a veces el síndrome del impostor. «Recibo muchísimos mensajes dándome la enhorabuena, pero nunca me lo termino de creer», indica la chef, quien todavía no es consciente del poder que guarda en sus manos.

Actualmente Tartulia ofrece el servicio de delivery para particulares y distribuye sus tartas a algunos restaurantes de la ciudad que ya han incorporado estos postres a sus cartas. De momento solamente tienen capacidad para hacer envíos a Valencia y alrededores, pero esperan poder ampliar pronto sus zonas de reparto y endulzar así la vida del mayor número de personas posible. Aunque en un futuro a Ana le gustaría abrir su primera tienda física en Valencia, por el momento se quiere centrar en el presente y exprimir este sueño al máximo.