![El restaurante que solo abre entre semana y con un turno de seis horas](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/10/04/malajuana-HCD%20(2)-RB6mejfyRWRAcqBHpJBuccM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![El restaurante que solo abre entre semana y con un turno de seis horas](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/10/04/malajuana-HCD%20(2)-RB6mejfyRWRAcqBHpJBuccM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Inés Benavent
Jueves, 5 de octubre 2023, 20:55
El 15 de junio se levantó la persiana de un nuevo proyecto gastronómico en la avenida de la Estación de Alicante: Malajuana. El restaurante busca promocionar una «nueva hostelería sostenible», según ha explicado Juana García, asesora gastronómica del local a todoalicante.es. De esta manera, ... en palabras de la hostelera, «la iniciativa pretende demostrar que se puede hacer otro tipo de gastronomía». Para ello, la conciliación laboral es uno de los puntos clave, por lo que el local solo abre por las mañanas y descansa los domingos y festivos. Además, la jornada laboral de los empleados es de seis horas diarias para romper con los horarios «eternos» de la restauración, explica la promotora en conversación con TodoAlicante.es.
La cocinera se incorporó al proyecto como asesora y le ha dado su visión personal y todo el tiempo libre del que dispone. Todo ello mientras mantiene su puesto de trabajo como «soldado raso» en la cocina de un hotel de la ciudad, según sus propias palabras. En Malajuana hay tres personas trabajando, aunque la coordinadora del restaurante confiesa que «le gustaría poder emplear a mínimo dos más». Motia es una refugiada ucraniana y es la que se encarga de cocinar estos deliciosos platos. Mientras aprende los sabores y elaboraciones mediterráneas, algunas de ellos muy similares a las de su hogar, explica que su motivación es poder tener una vida normal en la ciudad, pudiendo permitirse un piso propio.
En sala trabaja Marcela, originaria de Argentina, que ha pasado toda una vida en la hostelería. Cuando se quedó en el paro, teniendo más de 45 años, le resultaba muy difícil reintegrarse al mundo laboral y así comenzó a ser voluntaria. Winderson, venezolano, también es camarero del local; su puesto de trabajo en España le permite tener permiso de residencia. A todos ellos, Juana García los conoció en Alicante Gastronómica Solidaria (AGS), donde han sido voluntarios.
Los desayunos es el momento del día en el que más clientes llegan, la mayoría de ellos ya fijos. Por su localización, muchas de las personas que deciden entrar son transeúntes, aunque esperan poder crear una base de comensales habituales mucho mayor. El restaurante ofrece menús, que cambian diariamente, en los que proponen una comida casera, tradicional y de temporada. Además, todos los platos son sin gluten, es decir, la harina que utilizan para las elaboraciones proviene de garbanzos, y así evitan la contaminación cruzada. También ofrece opciones veganas. Buscan la sostenibilidad completa a través del reciclaje y el no desperdicio de comida, ya que se cocinan solo los platos que se piden. De esta manera, la comida que no se ha utilizado durante la jornada, se climatiza para el día siguiente.
Recomienda para los 'patateros' las exquisitas patatas bravas, que están hechas totalmente caseras, desde el ingrediente principal a la salsa. También hay un grupo de Facebook llamado 'Catadoras de torreznos', que prueban este plato en distintos restaurantes, al que le dieron muy buena valoración. Para mantener un buen ritmo económico en el local, se comenzarán a hacer eventos por las tardes. Para ello, en palabras de la asesora gastronómica, se buscará a nuevo personal para estas actividades extras que se realizarán en las instalaciones. La hostelera ha querido subrayar la importancia de utilizar a otros trabajadores para «no quemar a los suyos», haciendo que no trabajen jornada partida ni «eternas». Las catas de vino es un ejemplo de los eventos que se pueden realizar en el restaurante.
La historia de Juana García en el mundo de la cocina comenzó en la parte baja, fregando platos en un restaurante. Aceptó este trabajo porque tenía un horario flexible que le permitía llevar y recoger a su hija del colegio. A partir de este acontecimiento, le ofrecieron quedarse haciendo distintas funciones en la cocina, hasta que llegó a ser cocinera. A lo largo de toda su trayectoria en la gastronomía se «ha perdido cumpleaños, bodas, bautizos y entierros por estar trabajando», confiesa Juana García emocionada. Con este pensamiento y junto a todas sus malas experiencias laborales, ha decidido embarcarse en este proyecto que busca una «hostelería sostenible y de calidad».
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