La cadena de comida rápida que se extiende por la Comunitat

Especializada en pollo frito y fundada en Nueva Orleans en el año 1972, la cadena tiene en España un territorio prioritario y estratégico para esta empresa, y es que, desde su desembarco en España en 2020, la marca cuenta ya con más 82 restaurantes en todo el territorio español y actualmente da empleo a más de 2.000 personas. Con la vista siempre puesta en el futuro, se han propuesto como objetivo superar los 120 restaurantes en 2024. Una de las regiones por las que Popeyes más ha apostado ha sido la Comunitat: «Contamos ya con 11 restaurantes, nueve en Valencia y dos en Alicante. Próximamente tenemos previsto abrir un nuevo establecimiento en Alicante, alcanzando una inversión en la comunidad autónoma de más de 11 millones de euros y empleando a más de 350 personas» indican desde la empresa.

Pero esta no será la única apertura en la Comunitat durante el 2023. Su compromiso es firme y tienen previstas más aperturas durante todo el año para seguir reforzando su presencia y apuesta por Valencia. Aunque no pueden desvelar nada por el momento, barajan la posibilidad de que haya aperturas pronto en Massalfasar, Castellón, el centro de Valencia o la Avenida Tres Cruces. El gran crecimiento y expansión de esta marca ha sido posible debido a la buena acogida que ha experimentado en todo el territorio, gracias a un producto diferencial que pone especial atención en la calidad y en un cuidadoso proceso de cocinado en restaurante. «Nuestro pollo es fresco y 100% de origen nacional, al igual que el resto de las materias primas. Trabajamos e intentamos transmitirle eso al cliente. Esa frescura y autenticidad», indica Joxlant Montesinos, gerente de Popeyes en la Comunitat Valenciana.

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La calidad requiere su tiempo, por eso, en Popeyes el servicio es rápido pero su proceso de cocinado es muy lento y cuidado. La receta secreta de Popeyes combina lo mejor del servicio rápido con una elaboración casi artesanal: «El pollo se marina durante doce horas en una receta original a base de especias. Aquí el chef juega un papel crucial en esta fase, ya que es el encargado de rebozar manualmente cada pieza de pollo», indica el gerente. Una vez rebozado el pollo, se frie en aceite de oliva a 170ºC durante doce minutos. Es así como consiguen ese efecto característico de Popeyes: crujiente por fuera y jugoso por dentro.

El valor diferencial de Popeyes respecto a otras cadenas de comida rápida es el pollo fresco. «Contamos con bastantes competidores que trabajan el mismo producto, pero nuestro distintivo es el producto fresco y el cuidado proceso de elaboración», indica Joxlant. Además, intentan darle siempre ese plus adicional al cliente en cuanto a precio, trato, amabilidad «para que se sientan como en casa», apunta el gerente mientras ayuda a una mujer mayor a llevar la bandeja a la mesa y se asegura que no le falte nada, porque para Joxlant, antes de ser una cadena de comida rápida, son personas. Esta es una de las tantas razones por las que miles de personas acuden a Popeyes a saborear de la experiencia más crujiente y sabrosa.