Patatas bravas de Villa Fusió. Teresa Cabo

Cenar en Bétera: entre Villa Fusió y El Gordo y El Flaco

Cocina de producto con toques populares y ambiente de alto copete

Jaume Lita

Valencia

Jueves, 5 de enero 2023, 22:54

Bétera es un municipio muy cercano a Valencia. Es más, hay gente que vive en el término municipal que hacen más vida en la capital que en la localidad que tiene unas vistas envidiables de como la Sierra Calderona cruza el norte de la provincia ... hasta acabar en El Picayo. Su alameda es un hervidero de ocio, tanto para los niños como para los bares y heladerías que en verano, obviamente, hacen su agosto hasta la madrugada. Pero también es un lugar en el que el paladar puede disfrutar con una cocina de producto sencillo marcada por toques de alta gastronomía. Es decir, comer unas bravas, una sepia o una ensaladilla rusa en un restaurante de mantel y buen vino es posible. En cualquier lugar, sí, pero en Bétera sabe diferente. En este segmento destacan dos lugares que son emblemáticos en el municipio y cercanías: Villa Fusió y El Gordo y el Flaco, dos opciones ciertamente similares en camino pero diferentes en fogones.

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Empecemos por la antigua villa que lidera el chef Alberto Pomares. El proyecto hace honor a su nombre: Villa Fusió. Pomares consigue que de su cocina pueda salir por igual unas bravas o un browny de costilla de cerdo desmigada. Ahí está el toque diferenciador, en el que es posible disfrutar de como la alta cocina entiende y asume los platos más populares. Es más, en los entrantes también hay hueco para calamares, croquetas, huevos rotos o pulpo, que se mezclan con un crujiente suave de ajo arriero, un foie de pato 'micuit' o unos raviolis de boletus con bechamel de trufa.

La gastronomía, cuando se dirige al cliente, se entiende desde la emoción y la percepción que tiene el cliente de todo lo que sale de cocina. Es sencillo hacer un plato popular, pero es muy complicado que unas bravas, por ejemplo, sean el buen inicio de un menú que tiene de principal una carrillera ibérica con salsa al foie. Eso es Villa Fusió, el lugar en el que cualquier plato sabe combinar sin importar si es exclusivo, popular o réplica.

Y los postres se realzan como la prueba del algodón para Villa Fusió. Por nombres no destacarán, ahí no está su liga, la batalla se gana en el paladar, y ahí son gloria.

El Gordo y El Flaco y el pisto

Ensaladilla rusa de El Gordo y el Flaco. Jaume Lita

Y después está El Gordo y El Flaco, el restaurante emblema de unos jóvenes valencianos que han proyectado un grupo gastronómico que abarca desde este restaurante de Bétera hasta la famosa cadena Lamburguesa. El Gordo y El Flaco es el buque insignia del grupo y muestra de ello es la concepción del entorno. De líneas modernas, juega en la liga gastronómica de carta aparentemente natural pero que sorprende en la mesa y en la boca.

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En este punto merece hacer mención especial a la ensaladilla rusa. Muy del estilo de la que Ricard Camarena vende en el Mercado Central, para tenerla en consideración con un ejemplo claro y directo al paladar. A partir de ahí, un listado de entrantes que baila entre populares como bravas, sepia o croquetas y giro de autor como tuétano de vacuno al horno.

El siguiente paso es ya jugársela a una carta, por aquello de que principal sólo hay uno y no vas a pedir los 5 ó 6 que te entran por los ojos. Igual te decantas por un muslo y entremuslo de pollo de corral que por un entrecot black angus o un chuletón madurado 30 días. La parte curiosa de la carta se da en los pescados, en los que sin importar el corte o la selección, el cliente siempre puede elegir un acompañamiento tan de casa, de sabor de siempre, como es el pisto valenciano.

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La cocina siempre demuestra que hay hueco para todo. Por oferta gastronómica y por opciones para sentarse en una mesa. La teoría es sencilla y de boca lo dicen muchos, pero se presenta complicado que aquellos lugares cumbre en una localidad sepan y fusionen tan bien los platos de siempre con las cocciones más personales. Es otra forma de comer, es la de permitir que un entrecot y un muslo compartan mesa o que vayas donde vayas siempre haya un plato de bravas esperándote.

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