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«De quién siempre he aprendido es de mi padre: un gran cocinero que tiene un don para hacer arroces» cuenta Paco Rodríguez, cocinero y gerente del restaurante Miguel y Juani. Todos los valencianos esperan nacer con ese don o, al menos, aprenderlo con el tiempo. Sin embargo, preparar la paella perfecta no es tarea sencilla; a veces demasiado sosa, otras demasiado salada y si apuras puede haber más 'socarrat' que arroz. La tradición de transmitir estas habilidades culinarias de generación en generación es una práctica común en la Comunitat, con abuelos, abuelas, padres y madres compartiendo sus secretos para seguir sorprendiendo a la familia cada domingo.
El restaurante Miguel y Juani encarna esta tradición, cautivando a sus comensales cada día con sus exquisitos arroces, los mismos que conquistan al jurado de cada certamen al que se presentan. Paco y Pedro Rodríguez, los hijos de quiénes se aventuraron con este restaurante en 1989, han continuado el legado familiar y hoy, aún teniendo su centro en Alcudia, se expanden hacia el continente asiático con siete establecimientos en Japón. Otro universo en el que se han adentrado es el de los campeonatos gastronómicos, impulsado por Paco, un apasionado por competir. «Me gusta estar en el mundillo, con los compañeros y siempre aprendiendo nuevos platos», señala.
Para todo buen competidor el compañerismo es clave y Paco es un gran ejemplo de ello. Lo que le mueve, además de acumular premios, es la gente. Para él, despertar con la emoción del concurso, saludar al resto de compañeros y ponerse manos a la obra para dar lo mejor de sí mismo es una experiencia que «no se puede comparar con nada, ni pagar con nada». Y prosigue: «Es un reconocimiento a lo que tú haces y a la pasión que tu le pones». Paco asegura que, independientemente de la cantidad de concursos en los que ha competido, las ganas del participante siguen ahí.
Desde entonces, no hay premio que se les escape: desde el Putxero, pasando por la paella, el 'Arròs amb Fesols y Naps' y hasta los postres de caqui. Ya son más de quince los premios que se suman a su gran palmarés, el último, lo obtuvieron el pasado mes de junio en el Concurs Internacional de Fideuà de Gandia. Para Paco, este premio ha sido un orgullo, ya consiguieron ser el número uno en 2018 y apunta emocionado que «poder volver a tener un primer premio es un esfuerzo grandísimo». Además de la fideuá, el arroz del senyoret, la paella valenciana y el atún en escabeche son los platos que más enamoran a su fiel clientela. Ellos son el motor del restaurante y por muchos premios que ganen, lo verdaderamente importante siempre será hacerse con su público.
Un público… ¡que llega hasta Japón! Es en 2015 cuando una empresa japonesa les selecciona como los cocineros que debían llevar la auténtica gastronomía valenciana a su país. Todo comienza con la apertura de su primer restaurante en Tokio. Un año más tarde, se inaugura otro en Yokohama, seguido por Osaka y así continuaron hasta alcanzar los siete establecimientos que se reparten por todo el país. El restaurante, nacido en la pequeña localidad de Alcudia, ha cruzado el Mediterráneo y triunfa en el país nipón.
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Para Paco, lo de Japón «es una pasada». Y añade: «A veces hasta me abruma un poco». No es para menos, ver cómo un restaurante que tiene el nombre de tu madre y de tu padre ha conseguido llegar tan lejos puede resultar abrumador para cualquiera. A pesar de todo, Paco sigue con su vida normal, con su mujer y sus dos hijos. «Entre Alcudia y Japón me siento con ganas pero pleno», confiesa. Ambos son proyectos muy personales a los que uno debe dedicarle tiempo, trabajo y esfuerzo. Su éxito está en «vivir el día a día y hacerlo lo mejor posible», concluye Paco.
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