El mercado de San Valero nació a finales de 2018 como el primer 'street food market' en Valencia, a imagen y semejanza de los espacios gastronómicos que estaban triunfando en grandes capitales como Berlín, Nueva York o Amsterdam. A las puertas del barrio de Ruzafa, ... en esa tierra de nadie que es la Gran Vía Germanías, abría un espacio donde elegir diferentes tipos de comida entre una variedad de puestos que ofrecían desde pizzas o poke hasta platos con aguacate o tortillas.
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Apenas un año después, una denuncia vecinal ponía fin a aquella primera etapa. El Ayuntamiento clausuró el local y un cartel de 'estamos reformando instalaciones' se mantuvo a la espera de subsanar los problemas administrativos. La pandemia había llegado a nuestras vidas cuando el mercado de San Valero volvió a abrir con una imagen y un concepto algo distinto que no acabó de cuajar después de algunas idas y venidas.
Antes del verano pasado volvía a echar el cierre, a la espera de una nueva etapa que ha llegado apenas unos meses después. Vermúdez, la vermutería de la calle Sueca, ha decidido dar el gran paso de trasladarse al mercado de San Valero, espacio que supone un desafío para los tres socios de este bar que abrió hace siete años y cuelga casi cada día el cartel de completo. «Vamos a pasar de 40 a 200 personas de aforo», explican los propietarios, dos hermanos y un amigo que prefieren no ser conocidos por sus nombres, sino por su trabajo al frente del local.
Ellos sí acertaron al pensar entonces que en Valencia se pondría de moda el vermú como ya lo estaba haciendo en Madrid o Barcelona. Así comenzaron, con una oferta variadísima de cócteles para tomar el aperitivo y apenas unas tapas para acompañarlos. Con los años, el concepto de Vermúdez ha ido evolucionando y la carta gastronómica ampliándose cada vez más. Memorables son sus torreznos de pulpo, sus croquetas de jamón ibérico, el humus de garrofón o el canelón de pollo, pero también las tartas de queso y las torrijas; en los últimos tiempos se han sumado además los fuera de carta, que evolucionan con el producto de temporada.
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Con este bagaje dan el salto y «vamos a lo grande. Nuestras referencias más especiales las vamos a mantener -¡faltaría más!- pero al disponer de una cocina más grande vamos a poder tener una carta más extensa y elaborada. Trabajamos el producto en casa y el espacio es lo más importante para las elaboraciones», explican desde Vermúdez.
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Con el cambio de ubicación también se desprenden de la palabra bar que ha precedido a su denominación desde que abrieran el local. «Ahora somos simplemente Vermúdez, un espacio gastro-lúdico que es el resultado de haber escuchado a nuestros clientes». Y es que su éxito por la cocina ha ido acompañado de críticas en redes dirigidas sobre todo a la dificultad de conseguir una reserva por el reducido aforo del local actual.
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A falta de concretar el día de apertura del nuevo Vermúdez, seguramente después de Reyes, ya se conoce cómo será el nuevo espacio, que contará con reservados preparados para la coctelería creativa que se suma a los vermús, diseñada por cocteleros muy reconocidos y un ambiente más íntimo donde se le ha dado mucha importancia al interiorismo.
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