Valencia, 16 de julio de 2022, Motomami World Tour. Rosalía vista la capital del Turia y se come una paella valenciana en Llisa Negra, el ... restaurante de Quique Dacosta. No solo eso, sino que además graba con todo su equipo de bailarines un Tik Tok en la puerta del restaurante y publica varios stories con pie de texto «Q BO». Horas después las redes y los medios ardían por la visita de la cantante de fama internacional, que pisaba el mismo suelo que los valencianos pisamos cada día, y que comía el plato valenciano por excelencia, ese que también comemos casi cada día (aunque quizás no esté a la misma altura que el de Llisa Negra).
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«Sabíamos que venía a Valencia porque seguimos su trayectoria y nos gusta mucho. Contactó con Quique Dacosta para venir con todo su equipo a comer paella valenciana», cuentan desde el grupo de Quique Dacosta. «Aún hoy vienen clientes que nos conocieron por aquel video». Un pequeño y efímero gesto de tan solo 30 segundos -en algunos casos, incluso menos- puede lanzar a la fama a comercios y restaurantes. La repercusión de las redes sociales ha multiplicado por diez el efecto viral que provocan las celebridades, e incluso ahora empresarios hosteleros basan su estrategia en propiciar este tipo de acciones.
«Un restaurante frecuentado por celebridades gana prestigio. Muchos clientes buscan lugares populares donde puedan ver o coincidir con celebridades. Esto puede llevar a un aumento en las reservas y la afluencia general, aunque también puede atraer multitudes, fotógrafos y prensa», comparte Manuel Espinar, Presidente de Hostelería Valencia y Conhostur. Aquí es donde salen a la palestras los intagramers, los influencers, cuyas figuras públicas conviven en esa delgada línea entre ser famosos o no serlo y que abren la disyuntiva en el planteamiento empresarial, ¿invitar o no invitar? Hay que tener en cuenta que compartir la visita de un famoso a una de tus mesas puede no ser siempre la mejor opción, sobre todo si lo que buscas es tener un negocio exclusivo y distinguido.
Hay celebridades que simplemente buscan mantener la discreción y pasar desapercibidas disfrutando una buena comida. En esta línea, el restaurante Casa Montaña, en el barrio del Cabañal, es reconocido por contar con famosos entre su clientela frecuentemente. «Ofrecemos el mismo trato a cada uno de nuestros clientes», aseguran desde el restaurante. «No compartimos fotos con ellos, preferimos respetar su intimidad», aseguran. Aunque cabe plantearse si esto sigue o no realmente una estrategia, ¿qué va antes, el huevo o la gallina? ¿Van celebridades al restaurante porque tiene fama de ser buen restaurante o el restaurante es conocido porque va celebridades? «Las personalidades a menudo son asociadas con lujo y calidad. Si un restaurante tiene clientes famosos, puede ser percibido como un lugar de alta categoría», dice Manuel Espinar.
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En el caso de Casa Montaña, aseguran que nunca han sido ellos los que han buscado este perfil de cliente y piensan que llegan hasta sus cocinas recomendados por guías locales que conocen la ciudad y el restaurante. Fue de esta forma cómo llegó Alberto de Mónaco, en su última visita a Valencia. Luis Miguel en la Marisquería Civera, George Cloone en el italiano Lambusquería o, más recientemente, Carlos Alcaraz en el restaurante Doménech, en Alberic, son solo algunos ejemplos más de las estrellas que han disfrutado de la gastronomía valenciana.
Lo que está claro es que con las redes sociales, toda exposición se multiplica por mil y solo hace falta la afortunada visita de un personaje conocido (y un pertinente post en redes) para que la cola de la vuelta a la esquina y más allá.
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