Una Sala de todos y para todos

Bienvenidos a nuestra sala, la suya. Soy Antonio LLoréns y voy a ser su camarero.

Hoy nace en «Historias con Delantal» una nueva sección: «El Sitio de mi Recreo». Periódicamente desde esta ventana abierta de par en par a nuestras comunes pasiones gastronómicas, les acercaré desde la humildad del camarero que une palabras y desde la pasión y la experiencia de años sirviendo y compartiendo, el universo de nuestras salas, nuestros salones o nuestros comedores.

Desfilaran nuestros profesionales, también ustedes que son nuestros clientes, y todos y cada uno de los actores del apasionante mundo del servicio. Anfitriones, camareros, maitres, jefes de sala, proveedores, arquitectos sensoriales, hostes, sumilleres o ayudantes, serán los protagonistas. Ellos serán quienes compartan sus experiencias, sus saberes o sus inquietudes. Aprenderemos a ser buenos anfitriones, a preparar una maravillosa e inolvidable comida o cena en casa en la que no falte ni un detalle. Conoceremos las técnicas del servicio y su evolución en el tiempo. Repasaremos la historia de la sala a través de sus protagonistas desde el saber de nuestros grandes Maitres hasta la ilusión de una nueva generación que está irrumpiendo gratamente en nuestras salas.

La sala es el lugar de los sentimientos. Si en las cocinas se crean las sensaciones en forma de platos que trasmiten, en la sala nacen los sentimientos. La emoción y sentimiento se diferencian entre sí en el sentido que la emoción es una respuesta fisiológica primitiva (más intensa pero menos prolongada en el tiempo) que nace después de percibir algo a través de los sentidos, mientras que los sentimientos son «emociones complejas» que nacen al interpretar de forma racional lo que sucede y las emociones que experimentamos. Los sentimientos son menos intensos, pero más prolongados en el tiempo. Por lo tanto, podemos considerar un sentimiento como el estado anímico que nos genera haber experimentado una emoción. La amistad, el cariño, el amor, la euforia, el odio, la frustración, la admiración o la gratitud nos acompañan en nuestro viaje por la sala de un restaurante, un bar, una cafetería o una simple casa de comidas. Son estos sentimientos los que marcan nuestro apego y rechazo de un establecimiento. El trabajo incansable y muchas veces no reconocido de nuestros profesionales hacen que estos sentimientos sean agradables, placenteros y que nos renueven la ilusión por volver.

En la sala se producen encuentros y desencuentros, pedidas y despedidas, amores y desamores, cariños y odios. La sala en un reflejo de la vida en sí.

En este banquete conoceremos en primera persona el trabajo y el saber de Casto, la sonrisa sincera de María, la elegancia de Manuela, la amabilidad de Giovanni, la simpatía de Anita, la maestría de Didier, la experiencia de Manuel o la elegancia de Joan. Mostraremos todo el buen hacer de nuestros profesionales de sala.

Aprenderemos a ser los anfitriones perfectos. Seremos capaces de sorprender a nuestra suegra desde la emoción de una comida perfecta. Enamoraremos con la sonrisa y el buen trato. Sabremos maridar y unir armonías. Viviremos las experiencias de Carlos, Juan Luis o Fernando, clientes y amigos que recorren los restaurantes y que son nuestra razón de ser. Viviremos el entorno, la decoración, la música o las exposiciones como elementos complementarios y necesarios en nuestra experiencia en sala. Y conoceremos las últimas novedades, reflexiones e incluso, las más vanguardistas herramientas de la hospitalidad.

Un gran banquete por delante en la que están todos y cada uno de ustedes invitados. Este es el sitio de su recreo, bienvenidos y disfruten.

Reflexionemos.