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Una sala feliz, NO una sala de espera

EL SITIO DE MI RECREO ·

Antonio Llorens reflexiona sobre su oficio y promueve un debate en busca de la excelencia

ANTONIO LLORENS

Jueves, 31 de marzo 2022, 18:25

Ha llegado la primavera a 'El sitio de mi recreo' y la felicidad, la cordialidad y el buen rollo parece que se mezclan a la perfección con las bondades del clima de nuestro entorno. Lo de atender las noticias es otro tema, pero ya sabéis que este espacio de encuentro siempre pretende aportar, unir y compartir. Hoy queremos reflexionar y tal vez aportar soluciones al manido tema de la falta de personal en la sala o lo poco atractivo que parece nuestro noble trabajo de dar de comer y repartir felicidad.

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Hay varias realidades que no podemos obviar: el parón en la rutina hostelera y hotelera ha permitido la fuga de profesionales a otros sectores como la distribución de las compras online, los supermercados o el traslado a otras zonas de interior…esa gran renuncia de la que todos hablan; la profesión de servir siempre ha tenido poco reconocimiento e incluso, visibilidad; y tal vez lo más preocupante, es la dificultad de la conciliación y a la fin, de la felicidad de los equipos.

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De esta pequeña introducción viene el título que os propongo hoy: «Una sala feliz, NO una sala de espera«. Mi querida y admirada Eva Ballarín publicó hace poco un genial artículo en el que expresaba esa creencia de aquellos que empiezan en hostelería solo como algo que les permitiría vivir hasta que realmente encontrasen trabajo e ilusión en otro sector. Es la sala de espera hasta que llegue lo que quiero. Una sala que para muchos ha durado demasiado, para otros se ha convertido en un ver pasar los días, y casi para la mayoría al ser algo provisional, las ilusiones, las ganas o la formación han ido parejas a esa temporalidad. En el afán de aportar reflexiones unidas a soluciones me gustaría proponeros un pequeño decálogo para conseguir equipos y profesionales más felices que descubran y vivan el trabajo en sala como una experiencia feliz y convertir esa sala de espera en una sala feliz.

Este decálogo que os planteo va tanto dirigido a los que lideran equipos como al propio equipo en sí. La unión de voluntades e inquietudes es lo que nos hará más felices.

Decálogo de cómo liderar equipos felices

1. Da ejemplo. Si tú no lo haces, no puedes pedir que otros lo hagan por ti. Todo parte de dar ejemplo. Sin ejemplo no hay copia.

2. Habla, conoce, escucha y escucha. Conocer al equipo es fundamental y no solo en las habilidades o capacidades. Debemos escuchar lo que cada uno busca e intentar cumplir las expectativas de cada uno de nuestros colaboradores.

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3. Mejora sus condiciones. Si está en tu mano, intenta que tu equipo pueda trabajar en condiciones mejores, más dignas, más atractivas y más motivadoras. Y no hablo de dinero, aunque también, sino de tiempo e ilusiones

4. Los aciertos del equipo, los errores míos. Siempre, el líder no es nadie sin el equipo y no solo se debe compartir los errores sino premiar los aciertos.

5. Sé su altavoz. Tu voz tiene mayores oídos a los que llegar, aprovéchalos para tu equipo. Si eres su voz también serás su corazón.

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6. Concilia. Sí, concilia. No te quedes en solo la palabra, hazlo. Para ello vuelve al punto 2 y escucha, escucha y empatiza con las circunstancias personales de cada miembro del equipo.

7. Reparte beneficios. Que te premien por el trabajo de otros no es muy decente así que comparte los premios y reparte los beneficios.

8. Sé transparente y claro. Nunca mientas, tu palabra te define así que la mentira, también. La confianza empieza en la verdad.

9. Define roles en consenso. Cada miembro del equipo asume roles tanto por ellos mismos como asignados. El asignar o definir tiene que ser proporcional a las destrezas y habilidades, no por decreto ley.

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10. Cuida, cuida y cuida. Poco que añadir, si acaso, mima, mima y mima.

Seguro que todos tenemos decálogos personales pero espero poder ayudaros en al menos, dar pequeños pasitos para que tengamos una sala feliz y No una sala de espera.

Reflexionemos.

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