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La tosta de aguacate: ese verde objeto de deseo

Un viaje a través de tantas recetas como precios a bordo de un plato en permanente evolución

Elena Meléndez

Valencia

Jueves, 26 de septiembre 2024, 15:33

Soy consciente de todo lo que ya se ha escrito y hablado sobre la tosta de aguacate que, de una década a esta parte, se ha convertido en emblema de lo saludable, siendo incluida en la carta de cafeterías y hoteles de todo el planeta. ... Yo misma he evolucionado en paralelo a esta sencilla propuesta gastronómica cuya popularidad la ha convertido en lugar común a la hora de definir a aquellas personas vegetarianas, veganas o, sencillamente, a las que tratan de cuidar su alimentación con propuestas más conscientes. Su aspecto y composición ha progresado desde una simple tostada de pan blanco con unas cortadas de aguacate encima, a opciones sofisticadas que incluyen panes de masa madre, espelta o kamut, huevos ecológicos, salmón o bacon sobre el verde de este fruto carnoso, queso de cabra o fundente, rúcula, granada, tomatitos cherry, brotes, frutos secos, semillas o pipas.

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El precio también ha evolucionado con los años y en función del lugar pudiendo encontrar opciones sencillas de bar, en la que te ofrecen media baguette y el aguacate cortado aparte para que uno mismo lo disponga a su gusto a un precio aproximado de cuatro euros, hasta opciones elaboradas cuya presentación Instagrameable hace que sea casi imposible no hacerle una foto y que mezclan ingredientes en una sinfonía de lo selfie por precios que pueden rondar los veinte euros.

En el Bastard.

La vuelta al mundo en una tostada

Hará unos cuatro años (no soy buena con las fechas) le recomendé a Óscar, el diligente y experimentado propietario del Bar Congo, que incluyera la tosta de aguacate entre sus propuestas de desayuno. Así lo hizo. Tiempo después me comentaba que esa tosta se había consolidado como una de las más demandadas de la carta. La tostada de aguacate es una apuesta segura aquí y en la China. Yo la he consumido en infinitos locales de Valencia trazando listas mentales de mis favoritas que incluyen las de Bluebell y Blackbird en Ruzafa, la de Bastard Café o la de Dulce de Leche. En todos los casos se cumple una regla fundamental que, por desgracia, en algunos lugares pasan por alto. El aguacate exhibe el punto justo de madurez, no viene duro como una piedra ni laxo y salpicado de manchas marrones y, lo más importante, esta libre de esas hebras duras que para mi son como un pelo negro en la sopa.

En Lisboa.

Cuando estoy de viaje, con eso de adaptarse al ritmo y los alimentos del lugar, el aguacate es un oasis en el que refugiarse por las mañanas y tratar de evitar los consabidos desajustes intestinales. En Lisboa hay un lugar llamado Dear Breakfast de diseño acogedor cuyos camareros, todos jóvenes, guapos y extrasimpáticos, transportan hasta las cucas mesas de mármol unas señoras tostadas con aguacate a rebosar, huevo poché, rodajas finas de rabanito, queso crema y unas mundanas hojas de lechuga que ahí cobran la relevancia de topping exótico y soberano.

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En Londres-

Quien vaya a Londres le recomiendo fervientemente visitar Gail's, uno de los garitos más emblemáticos para degustar el brunch en mallas y deportivas de marca, abrigo de cachemire y perro de pijo extremo como el Basset Hound. Su tosta que, de entrada puede parecer minimalista, exhibe el aguacate intervenido los justo, mezclado pero no chafado, cremoso pero no blando, con una consistencia equilibrada que se funde en la boca. Para aderezar este acabado prodigioso escogen almendras laminadas, semillas, una pincelada de rúcula, un toque de lima y, en un bol aparte, una salsa de chili solo apta para valientes.

En París.

En Paris hay que ir sí o sí a Maison Sauvage, una cafetería con encanto y estilo donde al aguacate, pese a exhibir el corte clásico a cuchillo, marida con migas de queso de cabra, granada, tortilla sedosa, pimienta negra y una bruma cítrica.

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Podría seguir, pero me ha entrado un hambre seria. Vaticino una nueva revolución para una tosta que, quizá, esté destinada a ponerse en el punto de mira de los chefs del momento que, Dios no quiera, la procesen, deconstruyan, reinterpreten y sinteticen dándole el aspecto de un caramelo o un palito. Espero que no.

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