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Iván, Jose, Ana y Silvia, con los vinos de variedades recuperadas. LP

Los bodegueros valencianos que han redescubierto un vino gris en peligro de extinción

La uva se llama 'coloraíllo', es muy resistente a plagas y a altas temperaturas y, por tanto, es una variedad que se puede adaptar sin problemas a los efectos del cambio climático

Viernes, 14 de abril 2023

Se llama 'coloraíllo' y quienes se dedican al viñedo en la Manchuela, en el límite de Castilla La Mancha con la Comunitat Valenciana, la conocen ... por sus colores distintos cuando la uva está madura. Dice Silvia Araque, una de las cuatro patas de Bodegas Gratias, que en la zona estaba a punto de desaparecer porque en la cooperativa no se atrevían a mezclarla con las variedades de vino blanco y cuando llegaba el momento del tinto la uva se había pasado completamente.

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Alguien les avisó de que estaban a punto de arrancar una parcela de 'coloraíllo'. En la zona conocen a Iván, Ana y José Gómez y Silvia Araque porque saben de su interés por las cepas viejas que nadie quiere, las que se arrancan porque no tienen rendimiento económico, porque en esta zona la producción se mide por kilos y no por calidad. Con cada descubrimiento, estos vitivicultores se ponen manos a la obra, investigan las variedades con las que se encuentran en las parcelas, prueban a hacer vino y organizan un crowfunding con el objetivo de financiar la recuperación del patrimonio vegetal.

Este año, la sorpresa con el 'coloraíllo' es que se trata de un variedad gris, al que han sometido a una crianza en damajuanas y al que le han puesto de nombre Grys. En Francia están muy valoradas estas variedades, que no son ni tintos ni blancos, y que en España están mucho menos valoradas. El 'coloraíllo', además está muy bien adaptado a las altas temperaturas y las olas de calor que cada vez más afectan a La Manchuela. «Es muy resistente, además, a las plagas y enfermedades de la zona», añade Silvia.

La bodega trabaja siempre de una forma artesanal y sostenible, y reconocen que son una 'rara avis' en la zona, donde se trabaja principalmente a granel. En este tiempo no sólo han puesto en valor el 'coloraíllo', sino que embotellan el vino resultante de parcelas de mezcla, es decir, en las que no hay una sola variedad. «Se cultivaba así porque las familias se aseguraban una producción propia, debido a los diferentes comportamientos de cada tipo de uva a plagas, enfermedades y heladas», explica Silvia, que alerta de la importancia de no perder patrimonio vegetal adaptado además a las exigencias climáticas y al terreno donde está localizado.

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Entre las variedades ancestrales que han ido recuperando destaca macabeo negro o 'pintaíllo', uvas que habían dejado de tener valor y que gracias a Bodegas Gratias, que lleva ya siete años trabajando con la ayuda del micromecenazgo, han podido rescatar e incluso volver a plantar.

Los bodegueros valencianos denuncian el sistema que rige en la zona, que obliga al agricultor a producir muchos kilos para que su viñedo sea rentable, una realidad que fomenta la plantación de viñas, porque las plantas jóvenes tienen mucha más producción, sacrificando cepas viejas y variedades ancestrales y empobreciendo el patrimonio vegetal de la región, en un círculo vicioso que no tiene relevo generacional.

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El crowfunding estará en marcha a través de la plataforma Verkami hasta el próximo 17 de mayo.

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