
El secreto del vermú valenciano más antiguo
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De una bodega en el Grao a su presente efervescencia, el Vittore se adapta al reciente auge del aperitivo con su fórmula artesanal nacida en un cantón italiano de la lejana SuizaSecciones
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De una bodega en el Grao a su presente efervescencia, el Vittore se adapta al reciente auge del aperitivo con su fórmula artesanal nacida en un cantón italiano de la lejana SuizaEL DESCUBRIDOR
Jueves, 8 de diciembre 2022
Se llama Vittore, así en italiano, pero su nombre no debe llamarnos a engaño: es un vermú con ADN valenciano, el más antiguo de la Comunitat. Y su nomenclatura obedece a que ese es el nombre propio del fundador de la bodega Valsangiacomo, en Suiza en 1831: Vittore Valsangiacomo. «Los Valsangiacomo», aclara Marta, al frente de la bodega en la actualidad, «hemos estado siempre ligados al mundo del vino». «Llegamos a Valencia a finales del siglo IX y nos establecimos en varias zonas de producción vitivinícola de las provincias de Valencia y Alicante», recuerda. Como se puede deducir de su apellido, los Valsangiacomo nacieron en Suiza, sí, pero en un cantón italiano: Ticino, justo en la frontera con la península. Allí, la familia tenía fuertes vínculos con los productores de vermú de la zona de Torino, «donde aprendieron a elaborar su bebida tipo Torino», como dice la primera etiqueta de Vittore.
La historia prosigue. «A principios del siglo XX, la familia se instala, ya en Valencia, en la bodega de Cherubino Valsangiacomo, ubicada en la zona del Grao». En concreto, en la calle Vicente Brull, «donde los Valsangiacomo ya eran elaborador y concesionario oficial en España de una conocida marca de Fernet y vermú italiana», subraya Marta. A raíz del éxito de este producto,« cuando Benedetto Valsangiacomo comenzó a trabajar con su propia formula de vermú quiso que se llamase Vittore e hiciese referencia a su origen, combinando botánicos mediterráneos y alpinos». Se trata de la misma fórmula que hasta hoy sigue intacta: según Marta, «la clave del éxito de Vittore». No es el único guiño al pasado: también la etiqueta de su vermú es una reproducción de la antigua etiqueta del original, aunque se han sustituido las ilustraciones de viñas por naranjos y el palacio del Temple por el Miguelete, «para enraizar aún más si cabe con Valencia y el Mediterráneo». Una singladura que en la bodega actual, con sede en Chiva, tienen bien documentada sus descendientes «con fotos, documentos y carteles antiguos», aunque la rama más fecunda de ese legado es de orden intangible: «Lo más importante está en la memoria de muchos vecinos del Grao, porque los más mayores todavía se acuerdan cuando el carro de la bodega repartía las garrafitas de nuestro vermú por Valencia».
Una herencia que llega hasta nuestros días porque Vittore también llegó a colarse en multitud de casas como aperitivo «y según la publicidad de la época, bajo el reclamo de un producto digestivo, tónico y anti febril», explica Marta, que reivindica la vigencia de su producto: «La aceptación sigue siendo muy buena». ¿Razones? «Porque además de ser el más antiguo de Valencia, es único en su combinación», responde, antes de añadir otro valor que a su juicio acredita su vermú: su forma artesanal de elaborarse. «Cada hoja, rama o botón floral se maceran por separado, obteniendo el propio extracto que después se combinará siguiendo la fórmula original», agrega. «Eso es lo que lo hace único».
Al vermú Valsangiacomo también le beneficia la reciente moda que ha puesto a esta sugestiva bebida en el foco de la clientela. En la bodega aprovechan la ola buena para mejorar su discurso, «acercando la cultura del vermú al consumidor final», mediante talleres «donde enseñamos qué es el vermú, cómo se elabora, las características de cada botánico y cómo se maceran con el vino base». «Ofrecemos la experiencia de llevarte tu propio vermú a casa en un envase de vidrio reciclable, elaborado con nuestros botánicos y nuestro vino base, pero bajo una fórmula irrepetible e única, la que cada uno diseña en ese momento», dice. «Los talleres están siempre llenos porque la demanda de esta experiencia es altísima».
La fiebre por el vermú registra en opinión de Marta un antes y un después a consecuencia de la covid. «Antes», relata, «ya habíamos notado el empuje y llevábamos años trabajando con el consumidor final, con los restauradores y haciendo maridajes, pero en la pandemia fue una locura». Su carrera, sin embargo, es de fondo: «No estaríamos donde estamos sino tuviésemos esa consistencia en cuanto a la calidad, a la forma de verdad artesana de elaborar nuestro vermú, junto con toda la historia real que hay detrás nuestra marca». Observación final: «Es fácil hacer un vermú, pero es más difícil hacer un buen vermú con una historia detrás y sobre todo fidelizar al consumidor».
«Sin nuestra historia no estaríamos donde estamos», explican en la bodega. «La marca Vittore no solo es la historia, es esfuerzo, trabajo, innovación, coherencia y los pies en la tierra», añaden, agradecidos a lo que llaman «ejército de fans de Vittore». Esta quinta generación de la familia elabora también en sus bodegas (dos en Chiva y otra en la aldea de Sanjuán de Requena) otros vinos: moscateles, monovarietales bobal o incluso un Godello, aunque su longeva fama se debe sobre todo al vermú. Entre ellos, Marta destaca el reserva Valsangiacomo, «que es un producto gourmet de producción limitada» o una curiosa rareza: su vermú Vittore Orange, «elaborado con la base de vino moscatel fermentado con sus propias pieles que le da ese tono brisado de los vinos tipo orange».
Esta quinta generación de la familia elabora también en sus bodegas (dos en Chiva y otra en la aldea de Sanjuán de Requena) otros vinos: moscateles, monovarietales bobal o incluso un Godello, aunque su longeva fama se debe sobre todo al vermú. Entre ellos, Marta destaca el reserva Valsangiacomo, «que es un producto gourmet de producción limitada» o una curiosa rareza: su vermú Vittore Orange, «elaborado con la base de vino moscatel fermentado con sus propias pieles que le da ese tono brisado de los vinos tipo orange».
Sin nuestra historia no estaríamos donde estamos, la marca Vittore no solo es la historia, es esfuerzo, trabajo, innovación, coherencia y los pies en la tierra, … … y sin duda estamos donde estamos gracias al ejército de fans de Vittore!!!!!
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