carlos benito
Jueves, 11 de junio 2015, 10:54
La prensa del corazón -la de toda la vida, no la que está llena de gente en chándal- siempre ha dominado el difícil arte de decirlo todo sin decir, en realidad, nada. Y la portada y la doble página que publica esta semana la revista ¡Hola! pueden incorporarse directamente a las antologías de esa variante refinada del chismorreo. En realidad, la presunta novedad es una imagen: en ella aparecen un hombre y una mujer de espaldas, andando por la calle, con una perspectiva que permite conjeturar un leve contacto de sus brazos. Son Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, que compartieron «un almuerzo para dos en Madrid» y fueron fotografiados a la salida del restaurante. La revista añade dos informaciones complementarias, destacadas en subtítulos: aclara que los dos protagonistas «mantienen una amistad que las circunstancias de sus vidas han hecho que se afianzara últimamente» y que «Vargas Llosa está actualmente separado de su mujer, Patricia, con la que mantiene una relación muy cordial». Y en el cerebro de todos los lectores empieza a centellear de inmediato un rótulo luminoso, gigantesco, deslumbrante, que dice ¡pareja bomba!.
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El reportaje viene a ser la segunda entrega de una información de la semana pasada: el escritor y la reina de las celebrities estuvieron entre los invitados a una fiesta organizada por Porcelanosa, la empresa para la que trabaja Isabel, en el mismísimo palacio de Buckingham. La firma de baldosas patrocina iniciativas benéficas de la Fundación Príncipe de Gales, de modo que el propio Carlos de Inglaterra actuó como anfitrión, y una fotografía muestra al heredero, vaso en mano, charlando con unos sonrientes Vargas Llosa y Preysler. Las declaraciones que hizo ella en aquella ocasión también pueden tener su miga, aunque esté escondida bajo una corteza anodina, rutinaria: «Después de unos años realmente duros, mi vida ha vuelto a la normalidad», anunció.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa se conocen desde hace muchos años, casi treinta, y ni siquiera es esta la primera vez que corren rumores sobre un supuesto romance entre ellos. Su primer encuentro lo propició, también es casualidad, la revista ¡Hola!, que en 1986 encargó a Isabel una serie de entrevistas a hombres importantes. La periodista ocasional debutó con su propio exmarido, Julio Iglesias, y en posteriores entregas incluyó en su sección a figuras tan ilustres como Paul Newman, Clint Eastwood, Gregory Peck o... Mario Vargas Llosa. Tuvo que volar hasta San Luis, en Estados Unidos, para someter al autor peruano a su cuestionario, en el que figuraban preguntas sobre la ilusión de ganar el Nobel -le llegaría veinticuatro años después- y sobre su tormentosa relación con Gabriel García Márquez. El vínculo se ha mantenido a lo largo del tiempo y el escritor estuvo presente en el tanatorio cuando falleció Miguel Boyer, hace ocho meses.
La mujer, «sorprendida»
Tanto Isabel Preysler, que tiene 64 años, como Mario Vargas Llosa, que anda ya por los 79, han acumulado singulares currículos sentimentales. El de ella se conoce en este país como si fuese la tabla de multiplicar, o quizá mejor, con sus tres maridos (el cantante, el aristócrata y el exministro), sus dos divorcios y sus cinco hijos. Vargas Llosa se ha casado en dos ocasiones, pero su itinerario emocional presenta un rasgo desacostumbrado, que en su momento casi levantó en armas a su familia. Su primera esposa, Julia Urquidi, era la hermana de su tía y sacaba diez años al casi adolescente Mario, que entonces contaba solo con 19. Fue la figura que acabaría inspirando su novela La tía Julia y el escribidor, en la que reelaboró como ficción su propia historia amorosa. La segunda mujer, Patricia Llosa, es su prima carnal: se casaron en mayo de 1965, y dicen que ella desencadenó el histórico puñetazo a García Márquez que puso fin a aquella hermandad de titanes literarios. «¡Por lo que le hiciste a Patricia!», le reprochó misteriosamente Vargas Llosa antes de atizarle el espléndido derechazo.
A su esposa le dedicó Vargas Llosa la parte más emocionante de su discurso ante la Academia Sueca. «El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años», dijo, tras hablar de Faulkner y de Flaubert, de política y de revolución. «Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo y Morgana, ni los seis nietos que nos prolongan la existencia», continuó. Ayer, Patricia Llosa fue la única que salió al paso del reportaje de ¡Hola!, y lo hizo con un comunicado: «Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón. Hace apenas una semana estuvimos con toda la familia en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados y la entrega del doctorado de la Universidad de Princeton». Los dos protagonistas, al cierre de esta edición, no han dicho nada, y a veces eso puede ser una manera de decirlo todo.
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