«Un día decidí no operarme más»

Habla más que un tertuliano. Pero con mucho sentido. Exestudiante de Filosofía y Letras, cantante, actriz, pintora, escritora, fina analista... Paloma San Basilio a sus casi 65 vive sola y no se aburre. Acaba de sacar nuevo disco, Voces para el alma, en el que canta junto a los famosos Chicos del Coro franceses. Está terminando su primera novela. Y solo hay algo que le hace perder los papeles: sus nietos.

-¿No decía que dejaba las giras?

-Dejé la puerta abierta a retos puntuales. Cantar con el coro y un piano es gratificante por minimalista. Hay desnudez.

-¿Se lleva bien con los chicos?

-Compartimos una relación de amor por la música, pero solo convivimos en el concierto. Ellos no hablan español...

-Y supongo que cuando no cantan están con el móvil.

-Es tremendo. Vivimos ensimismados mirando pantallas. La gente no se comunica. Solo virtualmente. Es una forma de no enfrentarte a tu realidad inmediata y desperdiciarla.

-¿Y cuál es su realidad inmediata?

-Soy un ser circular. Tengo personas a las que quiero mucho y una relación mestiza con alguien que ha sido mi pareja muchos años y ahora es un gran amigo. Ni la relación de pareja es tan perfecta ni el divorcio tan dramático.

-Así que vive sola.

-Y encantada. La soledad es una conquista. La vida de pareja es maravillosa cuando es enriquecedora. Pero cuando no es así, que es el porcentaje más alto que yo veo, es mejor la independencia. Yo tengo un diálogo interior y gente a la que quiero y en la que me proyecto: mi hermana, mi hija, mis nietos... Con mis nietos pierdo los papeles.

-¿Cuántos son?

-Dos. Uno está a punto de cumplir 16, mide casi 1,80, tiene bigote y barba. Es el hombre de mi vida. Y la otra es una pelirroja preciosa de doce años, muy coqueta. Ella me asesora en el tema del maquillaje. Pero están muy lejos, en Los Ángeles.

-¿A usted le va el reguetón?

-No. Sus letras son infumables. Es tristísimo que las mujeres formen parte de eso. La mujer ha hecho grandes logros para después dilapidarlos en formas de comportamiento machista. Me da mucha pena ver cómo grandes cantantes recurren a algo tan obvio y fácil como vídeos pseudopornográficos. Estamos sacrificando nuestra dignidad como mujeres. Esto es una regresión disfrazada de conquista. Donde ellas ven poder yo veo servidumbre. Salvo Adele y otras pocas, la mayoría en la música está cayendo en una estética cercana al porno.

-¿Y qué opina del photoshop de Inma Cuesta?

-Es un poco lo mismo. Volvemos a la esclavitud. ¿Por qué no se puede ser gordita? Vamos a apostar por lo que somos y no por lo que queremos ser u otros nos dicen que tenemos que ser. Yo alguna vez también he protestado por esos retoques.

-¿Nunca ha pedido que le quiten arrugas?

-Sí, no voy a mentir. He pedido que me suavicen algunos rictus, pero hasta un punto. Hay un momento en el que digo que no: hay arrugas que son mías, las de las comisuras las tengo desde hace tiempo.

-¿Cómo ve a Camilo Sesto?

-No sé qué decir... Me produce mucha ternura la gente que trata de estar siempre joven. Pero no me gusta hacer leña del árbol caído porque ya se hace demasiada. Se utiliza torticeramente a algunos personajes. Lo revisten de qué grande, qué maravilloso.... Pero detrás hay otras intenciones.

-¿Usted le ha puesto coto al bótox en su vida?

-No lo utilizo porque no me gusta. Hace mucho tiempo decidí que se acabó... Que no me operaba ni retocaba más. Que hay que envejecer de forma armonizada.