Flavio Briatore se renueva la cara

A base de contemplar a Flavio Briatore en desinhibidas estampas playeras -incluidas esas fotografías, por desgracia inolvidables, en las que lucía minúsculos tangas-, se había generalizado la impresión de que al antiguo capo del equipo Renault le importaba un bledo que su imagen se ajustase o no a los cánones: seguramente, siempre ha tenido claro que su fulminante atractivo no radicaba en el físico, así que lucía carne con generosidad y sin recato. Pero, a los 65 años, Briatore ha sorprendido al mundo con una nueva cara, tanto en el sentido literal como en el metafórico: en una imagen que él mismo ha difundido a través de Instagram, el empresario italiano aparece con un rostro que no parece el suyo, más joven, más delgado, más terso, como si hubiese dado marcha atrás en el tiempo y en aquella orgullosa indiferencia de antaño.

«La esposa observa», ha escrito el amigo de Fernando Alonso como única explicación para la instantánea, en la que efectivamente aparece su pareja, la modelo Elisabetta Gregoraci. Y sus seguidores han hecho más o menos lo mismo: observar, escrutar, dejarse los ojos en la foto para asegurarse de que realmente se trata de Briatore. «No es Flavio, será uno de sus amigos vestido de Carnaval. Desde luego, es más guapo el amigo», sostiene un comentario, mientras otros se dedican a encontrarle parecidos con otras personas, incluido Risto Mejide. Su propia esposa, que también ha compartido la foto, ha tenido que intervenir tres veces en la conversación para confirmar que sí, que de verdad es él, y ha asegurado que el cambio se debe a la dieta y a una barba favorecedora. Aunque la primera parte se la ha creído todo el mundo una vez superado el desconcierto inicial -que sí, que es él-, muy pocos aceptan que en la súbita metamorfosis no haya intervenido el bisturí.

Al parecer, Briatore ha compartido la foto para adelantarse a la revista 'Chi', que en su edición de esta semana incluye material gráfico con su nuevo aspecto. Ahora, solo faltaría verlo en tanga para comprobar si la revolución estética se ha extendido a otros puntos de su anatomía.