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Manuel Benítez y Manuel Díaz cuentan con un gran parecido físico.

El ADN coincide al 99,9%

Manuel Díaz, 'El Cordobés', ya tiene el resultado de las pruebas de paternidad. La confirmación coincide con la separación de su ya padre tras 50 años de matrimonio

ESTER REQUENA

Miércoles, 13 de abril 2016, 00:08

A sus 79 años, a Manuel Benítez, 'El Cordobés', se le acumulan estos días los asuntos a tratar. Tras unos meses especulándose sobre qué dirían las pruebas de paternidad que solicitó Manuel Díaz el pasado febrero, el resultado es más que concluyente: "Coinciden en un 99,9%", relata en la portada de la revista '¡Hola!' el que a partir de ahora pasará a ser un hijo reconocido de uno de los iconos taurinos de los años 60.

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Por el momento ambos no han cruzado ni una palabra tras conocerse un dato que deja poco margen a la duda. "Lo último que sé de él es que lleva casi un mes en la finca de unos amigos, que se ha ido allí solo", afirma el torero de 47 años casado con Virginia Troconis. El por qué de este aislamiento no solo atendía a su táctica de guardar silencio sobre la demanda de paternidad. Manuel Benítez se está separando de su mujer, Martina Fraysse, tras cincuenta años de matrimonio y cinco hijos en común.

"A mi padre le veo abandonado y solo, y me da pena porque yo, a mi manera, le quiero", asegura quien no ha tratado en estos años con su progenitor pese a su gran parecido físico. Pese a todo no dudaría qué hacer cuando se encontrase con él: "Si viene a casa, le pongo un cuarto". Y más tras conocerse el punto y final de su matrimonio.

Estaba en la servilleta

A Manuel Díaz le ha costado 47 años sacar fuerzas para demandar ante la justicia el título de hijo que el resto de españoles ya le había concedido desde que se lanzase como espontáneo en una corrida de su padre. "Va a tener que ser un juez quien diga cuáles son mis raíces, que es lo que más pena me da", resaltó cuando presentó la petición para las pruebas de ADN. "Siento un gran vacío y no quiero morirme con él. Necesito cerrar este círculo", explicó entonces quien se hizo torero para llamar la atención del que siempre ha considerado su padre.

Conociendo que el periplo judicial no iba a ser fácil, su abogado, Fernando Osuna, se hizo, gracias a un detective, con una servilleta utilizada por Benítez tras beber agua que ahora ha sido crucial.

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