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LUIS GÓMEZ
Domingo, 12 de junio 2016, 19:28
No hay duda. Hadid es el apellido de moda y Gigi y Bella son las hermanas del momento. No es que estén en todos los sitios, que también, sino que aparecen donde deben y donde se firman los grandes contratos. Bella, la última en incorporarse al lujoso carrusel de la moda, no es ninguna estrella cinematográfica, pero dio el gran golpe en la pasada edición del Festival de Cannes con las amplias aberturas de sus atrevidos modelos y sus pronunciados escotes. Con solo 19 años, abandonó la ciudad francesa convertida en la nueva embajadora de la línea de maquillaje de Dior.
De repente, todo el mundo habla de las hijas de Yolanda van den Herik, una exmodelo holandesa que arrasa desde hace seis años en el reality show 'The Real Housewives of Beverly Hills', y de Mohamed Hadid, un promotor inmobiliario palestino especializado en la construcción de mansiones de superlujo y poseedor de una fortuna superior a los 200 millones de euros. Parece como si no hubiese más maniquíes que ellas. Hasta su padre lo reconoce: «Habrá miles de chicas más guapas que Gigi y Bella, pero ninguna trabaja tan duro... Además, se han ganado su éxito».
Puede que le ciegue el amor de padre, pero suelta verdades como puños. Todas las marcas, diseñadores y revistas se disputan a a las hermanas Hadid: desde Balmain, firma para la que han posado juntas, a Tom Ford, Versace, Chanel, Dolce&Gabbana... Son las 'instamodels' más veneradas. Solo Gigi cuenta con más de 16 millones de seguidores en Instagram. Sacan chispas a las redes sociales, pero no solo para impulsar sus carreras, sino para torpedear la labor de los 'paparazzi', que las persiguen a todas horas. Cuelgan fotos de ellas y de sus respectivos novios -Zayn Malik, el de Gigi, y The Weeknd, el de Bella- antes de que lleguen a las redacciones para reventar las exclusivas.
Pero, ¿qué tienen estas jóvenes para eclipsar al resto de tops? Para empezar, muchas manías. En los posados fraternos, en los que suele colarse su hermano Anwar, Gigi siempre aparece a la izquierda, extendiendo su brazo izquierdo sobre la espalda de Bella en un gesto de enorme complicidad, como si quisiera arroparla. Sabe de lo que habla la hermana mayor, aunque solo les separen dos años, porque a Gigi le han caído palos para dar y tomar en cuanto ha triunfado en las pasarelas.
Psicología criminal
Le han echado en cara todo: sus medidas (86-63-89), que nada tienen que ver con las de tops como Miranda Kerr y Lily Aldridge, y actitudes. Además de posar como ninguna, Gigi ha callado todo tipo de bocas al reivindicar a las mujeres con curvas. «Represento un tipo de cuerpo que antes no estaba presente en la moda y me siento afortunada por estar apoyada por diseñadores, estilistas y editores. Si vosotros no sois de esas personas, no explotéis vuestra rabia contra mí. Sí, tengo tetas, tengo abdominales, tengo culo, tengo muslos, pero no estoy pidiendo un trato especial», responden a quienes critican su figura. «No tengo el mismo tipo de cuerpo que el resto de las modelos en los desfiles y tampoco me considero la mejor, pero sí quiero tener una forma de desfilar única. No soy la primera ni la última modelo de mi tipo en la industria, pero tengo una confianza que empezó al tiempo que sentí que la industria estaba preparada para un cambio», reflexiona.
Gigi es la top más grande del momento. Su fama se disparó en mayo del año pasado cuando la edición británica de 'Vogue' la llevó a la portada con el sugerente título 'Who's that Girl?' (¿Quién es esa chica?). Y eso fue lo que comenzaron a preguntarse los principales editores de moda. Estudiante de psicología criminal, ha protagonizado una carrera meteórica. Tirando del hilo, se supo que a los 2 años hizo sus primeros pinitos al participar en una campaña de Guess. Luego, junto a Bella, participó de forma esporádica en el reality de su madre, hasta que se convirtió en el nuevo ángel de Victoria's Secret. Tras el divorcio, su madre se llevó a los tres hermanos a vivir a un rancho de Santa Bárbara para que se centraran en los estudios. La estrategia falló. Pudo el influjo de la moda.
Gigi era la Hadid que cortaba el bacalao hasta que apareció en escena Bella, una chica que nunca soñó con las pasarelas. La pequeña pensaba hacer carrera como amazona, pero los ricos también lloran. No todo es felicidad en esta familia. Igual que su madre y hermano, Bella sufre la enfermedad crónica de Lyme, una infección que transmiten las garrapatas y cuya sintomatología es parecida a la malaria. Tampoco se parece en nada a las demás modelos. Confiesa que jamás dejaría de comer pizzas por las pasarelas y celebra que el mundo de la moda esté abierto a los distintos estándares de belleza. «Cada mujer debería tener la libertad de celebrar su cuerpo sin importar su talla». Quizás esa valentía es la que les ha llevado a convertir Hadid en el apellido de moda.
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