redacción
Lunes, 29 de agosto 2016, 23:20
Lo de Justin Bieber es un sinvivir. Primero se enfada, abandona Instagram, cansado de que sus miles y miles de seguidores (tiene nada menos que 77 millones) le den la lata criticando su relación con Sofia Richie, y jura que no volverá. Luego, trece días después, cambia de idea. O el joven tiene muy mala memoria, o no puede vivir sin dejar su huella en las redes sociales. Y no es la primera vez que amaga con privar al planeta de sus fantásticas fotos y profundos comentarios. Hace solo unos meses también amenazó con cerrar su cuenta. «La gente ni siquiera me dice hola o me reconoce como una persona. Me siento como un animal del zoo y quiero ser capaz de conservar mi cordura», soltó entonces el cantante canadiense, de 22 años.
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