«Lo único que la gente sabe es que soy viuda y que mi marido se mató en un accidente de coche». Carmen Lomana, empresaria y colaboradora en televisión, prensa y radio, ha decidido abrir su vida con la publicación de un libro en el que recuerda alguno de los momentos más delicados de su vida.
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Hija de un banquero, Carmen Fernández de Lomana contrajo matrimonio con el empresario Guillermo Capdevila en 1974 en Llanes (Asturias), después de conocerlo en un club de jazz en Londres. 'Willy' Capdevila, nacido en Chile, fue pionero del diseño industrial en el País Vasco a mediados de los años 80, pero tuvo un destino trágico que Lomana ha recordado en 'Y ahora Sonsoles', el programa de Antena 3 donde ha presentado su nuevo libro 'Pasión por la vida', su obra «más personal, una confesión en voz alta».
«Pensé en meterme a monja, pero la superiora me dijo que no tenía vocación», explicó hace unos años en la revista magazine para relatar su estado vital en ese momento. En su obra biográfica, Lomana, que trabajó para el Banco Santander en Londres y luego, cuando recibió la peor noticia de su vida, tomó las riendas de su vida, narra cómo su marido falleció en un accidente de circulación en Pamplona en enero de 1999, cuando tenía 51 años.
Lomana también cuenta cómo tuvo una infancia «muy feliz», en un entorno muy rico en el que viajaba mucho gracias al trabajo de su padre, director del Banco de Santander y a los cuidados de su madre. En el libro repasa su juventud y dedica especial atención al episodio que dio un giro a su vida.
«Guillermo pilló una placa de hielo al salir de un túnel. Iba de Pamplona a San Sebastián. Salió volando por los aires y el coche quedó boca abajo. Tenía la cabeza destrozada. Y luego el airbag no funcionó. No quiero decir la marca del coche porque no quiero herir a nadie», relata. «Esa noche mi vida se terminó completamente», confiesa que llegó a pensar.
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Lomana recuerda la imposibilidad de tener hijos cuando ella «quería tener cinco», y critica que la gente piense que no los tiene porque no se quiere estropear el cuerpo. «Tampoco tengo por qué dar explicaciones». Y en ese momento de vacío, sin marido y sin hijos, decidió abrir una tienda de moda. «Yo he hecho un esfuerzo enorme para superar todo. Yo pensaba, 'Puedo ser una mujer sin hijos, pero no quiero ser una mujer plomo amargada, contándole a todo el mundo mi drama'». Lomana incluso se planteó separarse de su marido al no poder tener hijos, algo que Guillermo rechazó de plano.
Lomana también relata el asalto que sufrió en su casa, hace años, en Tellagorri, en San Sebastián, a las 5 de la mañana. «Fue horroroso. Yo estaba dormida y Guillermo se levantó al baño y oyó ruidos. Se me vino a la cabeza el crimen de los Marqueses de Urquijo», recuerda. Se escondió en un vestidor, se echó al suelo y se enterró en vestidos y prendas de Dior, Gucci o Chanel. Y pensó que habían matado a Guillermo. «Fui bastante cobarde», confiesa. «No sabía si era la ETA, si eran ladrones comunes. Pero que fuera armados era muy raro. Salieron corriendo cuando oyeron llegar a la Policía. Vivíamos muy tranquilos sin alarmas, y después convertimos todo en un búnker», apunta.
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