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Keith Richards deja los malos humos

El guitarrista de los Rolling Stones asegura que abandonar el tabaco «ha sido más difícil que dejar la heroína»

Iker Cortés

Madrid

Domingo, 9 de febrero 2020, 18:25

Tiene 76 años, pero a juzgar por las arrugas que surcan su rostro, parece haber vivido cientos de vidas más. Es imposible disociar a Keith Richards (Datford, 1943) de las noches de excesos y alcohol, de ese lema de 'sexo, drogas y rock & roll' que los músicos de su estirpe llevan por bandera. Pero el guitarrista de los Rolling Stones ya tiene una edad y ha decidido, suponemos que aconsejado por su equipo médico, evitar los malos humos y abandonar uno de los nocivos vicios que aún tenía: el tabaco. Según explicó a la emisora de rock clásico New York Q104.3, el miembro de sus satánicas majestades consiguió dejar de fumar en octubre del pasado año.

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Lo que ha dejado claro en más de una ocasión es que quitarse los cigarrillos no ha sido un camino de rosas para el de Datford. Hace aproximadamente un año, Richards se sinceraba ante la revista 'Mojo' con unas contundentes declaraciones en las que aseguraba que dejar el tabaco le estaba resultando «más duro que dejar la heroína». El comentario era carne para prensa amarillista, pero luego lo contextualizaba: «Dejar la heroína es un infierno, pero un infierno corto. Los cigarros están siempre ahí, y es uno de tus hábitos. Los sacas y los enciendes sin tan siquiera pensar en ello», decía en aquella entrevista. Prueba de ello es que durante los conciertos con la banda británica, el guitarrista encadenaba cigarrillos entre riff y riff, a los que daba unas cuantas caladas y que acababan consumiéndose en la pala de su seis cuerdas.

No es la única adicción que el guitarrista ha abandonado. En otra entrevista para 'The Daily Telegraph' en marzo de 2018 explicó que llevaba dos meses sin probar las drogas. «No estoy diciendo que definitivamente esté fuera de todo esto. Dentro de seis meses, podría estar de nuevo allí», reconocía entonces al rotativo británico. A su juicio, las sustancias se habían vuelto «aburridas y flojas». E iba más allá: «Las drogas que hay hoy en día por ahí no me fascinan lo más mínimo, se han convertido en algo institucionalizado. Además, he probado de todo en la vida, ya no hay nada que me pueda sorprender».

Sigue, eso sí, bebiendo, pero hasta en eso ha bajado su consumo. Dice que solo bebe «un poco de vino con las comidas» y «un par de cervezas». Con estos pequeños cambios, seguro que queda 'Keef' para rato.

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