Así ha sido la llegada de Joana Sanz para declarar en el juicio de Alves: De negro y con grandes gafas oscuras

Desde el día que salió a la luz la presunta agresión sexual de Dani Alves a una joven de 23 años en la discoteca Sutton de Barcelona, Joana Sanz, su mujer, había permanecido alejada del foco mediático. Hasta este martes, 6 de febrero, que le ha tocado asistir a la Audiencia de Barcelona para declarar como testigo.

La modelo ha llegado a las 15:01 horas, en una furgoneta negra, que ha aparcado delante del edificio y de la que han bajado la mujer y tres hombres.

Joana, esposa del jugador de fútbol, ha bajado del vehículo ataviada con ropa negra e intentando ocultar su rostro serio tras unas grandes gafas de sol. De hecho, no ha existido ningún contacto visual entre ella y los medios de comunicación que se encontraban en el acceso. La modelo ha vestido una americana ancha, falda larga con una abertura trasera y con unos llamativos tacones Christian Louboutin.

Fue la defensa de Dani Alves quién pidió a la modelo que fuese testigo en el caso. Hay que recordar que cuando el deportista entró en prisión, la maniquí solicitó el divorcio, pero, meses después, cambió de opinión y señaló que iban a continuar casados.

La madre del futbolista también se ha desplazado hasta sede judicial para apoyar a su hijo durante la segunda sesión del juicio, y ha llegado sobre las 14.13 horas.

El futbolista está en prisión provisional desde el 20 de enero del año pasado, y el juicio empezó este lunes y se alargará hasta el miércoles, con declaraciones de amigos de la víctima y del futbolista; trabajadores de la discoteca y agentes de los Mossos d'Esquadra, entre otros.

La víctima declaró este lunes a puerta cerrada para preservar su identidad, y el futbolista, al principio de la primera sesión, pidió declarar al final del juicio.

La acusación particular que ejerce la denunciante reclama una sentencia que lo condene a 12 años de prisión, mientras que la Fiscalía ha exigido una pena de nueve años de cárcel.

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