El susto familiar que ha sufrido Poty Castillo mientras estaba en Valencia

El famoso coreógrafo Poty Castillo ha sufrido un duro revés poco antes del día de Navidad. El negocio familiar, una cafetería ubicada en Torrelavega (Cantabria), que hace tan solo unos meses cumplía seis décadas con la persiana subida, el mítico Café Urbanos, ha sido víctima de las llamas tras un violento incendio. Pero no es sólo eso, sino que las consecuencias podían haber sido mucho peores ya que allí se encontraban su madre, sus hermanos y varios clientes. Todos han salido ilesos, pero el local ha quedado completamente destrozado. Al coreógrafo todo esto le ha pillado pasando unos días en Valencia.

Poty ha sido el encargado de dar todos los detalles en sus redes sociales. «¡Hoy es un día muy triste! Toda la familia estamos en estado de shock y devastados», inicia su mensaje, adjuntando fotos del lugar antes del suceso y un vídeo de las consecuencias de un fuego.

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Al parecer las llamas se originaron en la parte de arriba del local y se propagaron a la planta baja y a varios edicios colindantes que tuvieron que ser evacuados. «En agosto celebramos el 60º aniversario del negocio familiar. Un establecimiento de hostelería mítico y referente en Cantabria. Negocio que iniciaron mis padres hace tantos años, con la ilusión de iniciar una vida juntos y crear una familia», ha proseguido.

«Un INCENDIO ha terminado con tantos años de trabajo, sacrificio, ilusión y parada obligatoria de tantos y tantos amigos-clientes que nos han acompañado toda una vida», ha lamentado. A continuación ha hecho referencia a lo peor que hubiera podido pasar: «gracias a Dios no hay que lamentar desgracias personales. Mi madre y mis hermanos, que se encontraban en ese momento en el establecimiento con muchos amigos del Urbanos salieron rápidamente y eso evitó males mayores».

«El techo se vino abajo. Mi madre abandonó el bolso y el abrigo, pero, como ella dice, un ángel de los bomberos de Torrelavega lo recuperó», relata Poty, que termina agradeciendo a todos sus seguidores por todos los mensajes de apoyo que le han brindado. Y sentencia con una promesa: «¡volveremos!»