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Viernes, 2 de febrero 2018, 01:21
Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, era uno de los hombres más ricos del mundo, pero sus descendientes no lo serán tanto. El grueso de la fortuna de 54.000 millones de euros que ha dejado al morir irá a parar a una fundación alemana, y no a los cuatro hijos que tuvo el empresario sueco de sus dos matrimonios: Annika, que adoptó con su primera esposa, y Peter, Jonas y Mathias, fruto de su segunda boda.
La mayor parte de la fortuna de Kamprad irá a parar, según apunta la revista económica 'Bloomberg', a la Stichting Ingka Foundation, una organización alemana que apoya la innovación y el diseño, creada por el propio Kamprad en los años 80 y que ha preservado a salvo del control de su familia. Pese a la pujanza de su imperio del mueble de diseño a precio asequible, que se extiende por 28 países a través de más de 300 establecimientos, Kamprad llevaba una vida austera: nunca volaba en clase preferente, compraba la ropa en mercadillos y se alojaba en hoteles baratos. Es la vida que eligió para sí y, al parecer, para su descendencia.
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