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P. MUÑOZ
Lunes, 6 de mayo 2019, 00:22
Solo unos días después de celebrar su 18 cumpleaños, Victoria Federica protagonizó ayer su particular puesta de largo oficial como madrina de la XXXIV Exhibición de Enganches de Sevilla. Como manda la tradición, la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar entró en La Maestranza en un fantástico coche de caballos desde el que saludó a los cientos de espectadores que abarrotaban la plaza.
El acto, para el que Victoria Federica eligió un vestido en crepe de seda color albero, mantilla crema y pendientes antiguos de coral, marca el inicio de la Feria de Abril y es uno de los más emblemáticos y representativos de cuantos tienen lugar estos días en los que Sevilla se echa a la calle a disfrutar. Se trata de una concentración de coches de caballos, un concurso en el que todos y cada uno de los carruajes son antiguos, han sido restaurados y están tirados por magníficos equinos.
Declarada aficionada a los toros, y enormemente vinculada al mundo de los caballos y a la ciudad de Sevilla desde que era una niña, la sobrina del rey Felipe acudió el viernes a la cena de gala que organiza el Real Club de Enganches de Andalucía del que se abuelo, el rey emérito, es presidente de honor. Vestida con un traje largo de un rojo intenso, Victoria Marichalar se dirigió a los asistentes para agradecerles haber pensado en ella como madrina de la exhibición de este año. «Estoy muy ilusionada por ser madrina este año y por estar en esta maravillosa ciudad de Sevilla, tan ligada a mi familia y a mis padres. Es para mí un orgullo formar parte de una institución cuyo presidente de honor es mi abuelo, Juan Carlos. Espero estar a su altura. Él sabe que será siempre un ejemplo de vida para mí, por su dedicación y su trabajo y amor por España a lo largo de toda una vida», dijo antes de terminar el acto e iniciar un largo fin de semana de fiesta.
El sábado, acompañada de su madre, acudió a los toros. Como buenas aficionadas, ninguna de las dos quiso perderse la corrida de Los Vitorinos en la que Antonio Ferrera cortó una oreja, y donde también destacó el extremeño Emilio de Justo. El tercer espada era el sevillano Manuel Escribano. Una fiesta de tres días que terminó ayer con la exhibición de enganches en la que actuó como madrina mientras su padres, desde diferentes lugares de la plaza, la observaban orgullosos.
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