Marina Costa
Lunes, 5 de mayo 2014, 11:07
Los propietarios de perros y otras mascotas que incumplan la nueva normativa municipal se expondrán a multas de hasta 1.000 euros. El Puig ha decidido ponerse manos a la obra para evitar uno de los grandes problemas derivados de la tenencia de animales y de comportamientos incívicos: los excrementos en la vía pública. La recién aprobada normativa pretende evitar este problema en calles, parques y jardines y reforzar la seguridad y control en el caso de las mascotas.
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Los incumplimientos graves de la nueva regulación acarrearán sanciones de hasta 1.000 euros pero el texto contempla otras muchas situaciones. La ordenanza informa a los propietarios de animales la obligación de tener a sus mascotas censadas en la nueva base de datos del Ayuntamiento, además de llevarlas identificadas por medio del chip y estar inscritas en el Registro Supramunicipal de Animales de Compañía (Rivia).
Además de inscribir a todas las mascotas en este nuevo listado que el Consistorio acaba de abrir, será una infracción «muy grave que el propietario de un animal potencialmente peligroso no tenga la autorización municipal y no lo haya inscrito en el registro especial municipal, que dependerá de la Policía Local».
El Puig inicia una campaña para intensificar la vigilancia. Los parques y otros espacios públicos se han señalizado «indicando la prohibición y la sanción». El problema de los excrementos en la vía pública «está generando un gran malestar». También se aumentarán los dispensadores de bolsas y las zonas de ocio.
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