J. MARTÍNEZ/M. COSTA
Miércoles, 1 de marzo 2017, 00:40
La trágica historia se ha repetido hasta 32 veces desde el año 2000 en la Comunitat Valenciana. Una persona con problemas psicológicos mata a su padre o su madre, la mayoría de las veces a cuchilladas, tras un brote psicótico o una simple discusión en el domicilio familiar. El último crimen tuvo lugar sobre las diez y media de la noche del lunes en Godella, cuando una mujer de 34 años mató a cuchilladas a su padre en el domicilio familiar, una vivienda donde la Policía Local ya había acudido hasta 15 veces en los últimos cuatro años por incidentes violentos.
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La presunta parricida, cuya identidad responde a las iniciales S. M. J., discutía con su padre y se mostraba muy agresiva cuando no tomaba la medicación que le había prescrito un médico. La situación era insostenible y los episodios violentos se repetían cada vez con más frecuencia. El Ayuntamiento de Godella conocía el sufrimiento de José Luis M. A., de 66 años, que no podía controlar los comportamientos agresivos de su hija. Los informes y atestados de la Policía Local habían llegado a los Servicios Sociales, y la mayoría de las actuaciones acababan con el ingreso de la mujer en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica del Arnau de Vilanova.
Pero dos días después, la vecina de Godella recibía el alta médica y volvía a las andadas. «La situación familiar era muy complicada. Sabíamos que podía empeorar pero ha sido horroroso. Mi tío era una buena persona y ha sufrido muchísimo», afirmó ayer Vicente, sobrino del hombre fallecido. «En cierto modo ha descansado aunque haya sido de la peor manera posible», añadió con impotencia. La parricida no ofreció resistencia en la detención e incluso dejó entrar en la casa a dos policías locales. Estos acudieron para auxiliar a la víctima, sin saber que había sido apuñalada por su hija, tras recibir un aviso del 112 con datos confusos.
José Luis M. se separó de su mujer, en la actualidad ingresada, hace varios años. «Tanto la madre como la hija tomaban muchos ansiolíticos. El hombre lo llevaba como podía», explicó Vicente. Los problemas económicos habían agravado también la situación familiar. Tras la separación de la pareja, madre e hija vivieron durante algún tiempo en Valencia pero regresaron a Godella.
En 2014, el Ayuntamiento elaboró un primer informe conjunto de Servicios Sociales y el centro de salud sobre el estado de ambas mujeres, y al poco tiempo, la madre fue internada. Dos años después, en mayo de 2016, un nuevo informe municipal sobre la situación de la hija fue remitido al juzgado.
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