Catarroja pide al Gobierno medidas para frenar la prostitución en la Pista de Silla
El Ejecutivo propone crear un protocolo municipal, con ayuda asistencial para las mujeres, y poner el foco en los consumidores de sexo
ADA DASÍ
CATARROJA.
Viernes, 16 de noviembre 2018, 00:48
Las puedes ver a cualquier hora, a veces de pie y otras sentadas en una silla, debajo de una sombrilla, en verano, o un paraguas, en invierno. Es imposible que pasen desapercibidas porque las trabajadoras del sexo han encontrado un punto estratégico en Catarroja, justo en el único acceso al municipio, por el polígono industrial, donde es imposible pasar desapercibidas, en busca de clientes a quienes ofrecer sus servicios.
Otro grupo se sitúa un poco más adelante, en la vía de servicio ya en Albal, pasando el 'club nocturno' o 'sala de fiestas' como se hace llamar en su publicidad, ubicado en este mismo tramo. Allí, junto a la carretera posan, incluso a veces totalmente desnudas, para llamar la atención de los conductores. También a la salida de la pista hacia Valencia, suelen situarse en el Camí del Port, un poco más escondidas.
Esta situación, que no es nueva, ha hecho que el Ayuntamiento de Catarroja solicite la necesidad de poner en marcha un plan de actuación conjunto entre administraciones para hacer frente a la prostitución de los alrededores de la Pista de Silla, como una «forma de violencia machista». La primera teniente de alcaldesa, Lorena Silvent, lanzó esta petición a la responsable de la Unidad de Coordinación contra la Violencia hacia las Mujeres de la delegación de Gobierno, Carla Mercé, durante la presentación de la red de profesionales de esta materia en el municipio.
Silvent propuso el establecimiento de unos protocolos de actuación conjuntos ante este problema que afecta a varios municipios de la comarca. «Las mujeres prostituidas son un caso de violencia de género evidente y por eso hay que establecer un protocolo municipal y poner en marcha una actuación asistencial a las mujeres y de publicidad, poniendo como foco a los consumidores de sexo», señaló.
Desde la Concejalía de Seguridad Ciudadana, su responsable, Martí Raga, apunta que «no existe cobertura legal para sancionar al cliente» en las ordenanzas municipales y que lo que hace en la práctica la Policía Local es «velar por la seguridad» de las prostitutas y darles un servicio de mediación y asistencial.
Las llamadas de las trabajadoras sexuales al retén no son habituales pero sí son «episodios recurrentes», «bien porque han sufrido agresiones o porque el cliente no les ha pagado», explican, «en estos casos se les informa de los recursos sociales de los que disponen o se les acompaña al cuartel de la Guardia Civil para que denuncien». Catarroja no ha hecho más que evidenciar un problema que afecta a los municipios que comparten la vía de servicio de la Pista de Silla, desde Sedaví hasta Silla y en rotondas interiores de los polígonos industriales o caminos de huerta.
En Massanassa la Policía Local utiliza la técnica «presencial» para evitar el consumo de sexo en la vía pública. Beniparrell y Albal modificaron hace cinco años sus ordenanzas municipales para prohibir la prostitución y que las multas recayeran también en los clientes, pero como señala el alcalde de Albal, Ramón Marí, «es muy difícil ponerlo en práctica». «Hay que demostrar que están ejerciendo y es complicado si no se les descubre en el acto». Por ello, la Policía Local opta por «retenerlas en el retén unas cuantas horas para interrogarlas y luego las dejan en libertad».
A pesar de que Alfafar fue el primero en tomar esta iniciativa, siguen con este problema, aunque han conseguido alejar la prostitución de la zona comercial. Los clientes se enfrentan a multas de entre 750 y 1.500 euros.
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