La Guardia Civil busca con perros adiestrados a la joven desaparecida en Albal

La Guardia Civil de Valencia ha contado con la ayuda de una unidad canina especializada en la detección de restos biológicos y cadáveres, llegada desde Madrid, para rastrear la zona en la que desapareció el viernes, día 8 de enero, Florina G., una joven rumana que ejercía la prostitución junto a la pista de Silla en el término de Albal.

Varios agentes del Grupo de Homicidios, acompañados por los perros y sus guías, se centraron ayer en rastrear el entorno donde vieron por última vez a la joven, cuando se subió a un coche blanco conducido por un hombre y no regresó. Se trata de una zona de huerta en la partida del Pollancar, aunque los agentes ampliaron el perímetro de búsqueda a la zona de la Font de Mariano, en el marjal de Albal, dentro del Parque Natural de la Albufera. El paraje está rodeado de campos de arroz, vertebrados por una red de acequias y solo frecuentada por agricultores y gente que conoce el lugar.

A pesar de que no hay edificaciones en este entorno, excepto algunos motores, los canes han revisado caminos y escondrijos donde podría hallarse el cuerpo de la joven. También han mirado en los campos traseros de una nave dedicada a la logística, cerca del lugar donde se ubican las prostitutas en la vía de servicio de la Pista de Silla, dirección Valencia, y unas naves agrícolas aledañas.

El equipo de investigación baraja dos hipótesis sobre la desaparición de Florina. Una de ellas pasa porque la joven haya decidido desaparecer por propia iniciativa con la ayuda de alguna persona, para huir de una posible red de proxenetas. Sin embargo, esta posibilidad pierde fuerza con las declaraciones de la amiga que alertó de que no tenía noticias suyas, quien aseguró que ambas ejercen este oficio por su cuenta y sin ningún tipo de coacción.

La otra probabilidad, más funesta, es que podría haber sido raptada o agredida por un cliente o proxeneta, por lo que estaría más que justificada la búsqueda de cualquier rastro de su presencia por las inmediaciones.

De hecho, el testimonio de la amiga de Florina da a entender el «temor» que ambas tenían de que algo malo les pudiera ocurrir cuando afirmó que «memorizaba las matrículas» de los coches a los que se subía «por si luego habían problemas». La propia joven había denunciado una agresión anteriormente de alguien de su entorno.

Su compañera de piso fue la que alertó de que no aparecía después de que quedaran en verse sobre las diez de la noche del viernes día 8, para regresar juntas al domicilio donde residen en un pueblo de la comarca de la Ribera Alta, y Florina no diera señales de vida. La prostituta acudió al cuartel de Alfafar para denunciar su desaparición y el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia se está haciendo cargo de las investigaciones.