Una plaga de mosquitos obliga a Catarroja y Albal a intensificar los tratamientos

Una plaga de mosquitos tigre ha hecho que se multipliquen las quejas por picaduras en los municipios de Catarroja y Albal en los últimos días, ambos muy próximos al Parque Natural de la Albufera. Su cercanía al lago, el marjal y el barranco hace que sea habitual la presencia de insectos en esta época como las tarantelles, que son inofensivas, pero los mosquitos que afectan a la población estos días son mucho más agresivos y molestos.

De hecho su presencia masiva en parques y jardines del casco urbano los hace casi impracticables. "He ido al parque de Les Barraques con mi hijo y hemos salido con picaduras por todo el cuerpo", comenta una vecina de Catarroja y muchos de los afectados advierten de que esto "no se había visto nunca".

En Albal la situación tampoco pinta bien y el lunes, el Ayuntamiento actuó de urgencia para aplicar un tratamiento en una zona concreta tras la alerta vecinal de la presencia masiva de estos insectos que "no te dejan ni salir de casa".

Esto ha provocado que los ayuntamientos intensifiquen las medidas para luchar contra esta plaga. Albal ha contratado a los agricultores, que actuaron de forma gratuita para desinfectar las calles durante la pandemia, para pulverizar con tractores todo el municipio durante tres días y se reforzará con los operarios del Centre Verd, con mochilas.

Por su parte, el consistorio catarrojense se ha reunido ya con la empresa de desinfección para buscar otro tratamiento más agresivo y que aumente la efectividad. El alcalde, Jesús Monzó explica que "no sabemos si se trata del mosquito tigre pero hemos comprobado que los tratamientos no están teniendo los efectos esperados y estamos pensando en contratar a un técnico especialista".

El primer edil informa de que se van a centrar los esfuerzos en luchar contra la plaga en focos concretos y que se informará a la población de las zonas donde se aplique el producto "para no generar problemas desde el punto de vista de la salud pública".

Además, Monzó advierte de que se han desarrollado trabajos de limpieza en el Port y las acequias del sector Nou Mil.leni, "donde no se había actuado nunca", y se ha creado una franja de seguridad en la urbanización de Villa Carmen, "no solo para evitar incendios sino también para minimizar la presencia de insectos".

Del mismo modo, apunta que la plaga "puede deberse a la variación de temperatura de los últimos días, aunque es evidente que el cambio climático también favorece la alteración del ecosistema". Su homónimo de Albal, Ramón Marí comenta que la respuesta a esta situación "es difícil de solucionar y más cuando se limita el uso de los productos".

No obstante, los consistorios no solo actúan a raíz de las quejas. "Se realizan cuatro tratamientos al año y se ha contratado a una empresa externa para aplicar un método innovador con un granulado de bacterías que destruye las larvas", comenta Marí "pero el efecto tarda varios días. En Catarroja, se cuenta ya con una mercantil encargada de estos trabajos durante todo el año.