«Le cogí la mano porque no paraba de decir que iba a morir»

No solo la providencia jugó a favor de Mayte, de 53 años, cuando fue apuñalada por su expareja, José Manuel A. T., en plena calle Tirant lo Blanch de Massamagrell el pasado lunes. También hubieron varias actuaciones que evitaron que la mujer se convirtiera en una nueva víctima mortal de la violencia machista.

Además de la intervención del compañero de trabajo y de los vecinos, que lograron parar al agresor. golpeándole repetidamente con lo que tenían a mano, fue clave la actuación del agente de la Policía Local de Massamagrell que lo encañonó con su pistola y le obligó a soltar el cuchillo.

Cuando todo esto ya había pasado y el autor de los hechos fue detenido, la capacidad de reacción de los dos agentes de la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil de Valencia, el cabo primero, Damián Salido y el guardia civil, Francisco Rodríguez, para trasladar a la herida fue decisiva.

Ambos llegaron al lugar de los hechos por un aviso de ataque por arma blanca a los pocos minutos de haberse producido. «Fue casual porque estábamos cerca», comentan. «Nos la encontramos en el suelo con más de una decena de puñaladas y estaba perdiendo mucha sangre, era una situación muy crítica».

Tras llamar a los servicios de emergencia y comprobar que la ambulancia no llegaría hasta 20 minutos después porque salía desde Sagunto, los dos agentes comprendieron que no había tiempo que perder y sin dudarlo un momento la introdujeron en el coche patrulla porque la probabilidad de que sobreviviera «era mínima».

Una vez dentro del vehículo, mientras Francisco conducía, Damián se inclinó hacia ella. El cabo explica que «iba taponándole la herida más grave que tenía en el abdomen para parar la hemorragia y le cogí la mano». «Ella no paraba de decir que se iba a morir y yo le dije que íbamos a hacer todo lo posible para que no fuera así», comenta.

Una vez llegaron al centro de salud del municipio, los médicos la estabilizaron y en unos pocos minutos hacía acto de presencia la ambulancia del SAMU. Pero el trabajo de los agentes no acabó allí. «Tuvimos que facilitar la conducción de la ambulancia, nos pusimos delante y llegamos al Hospital Clínico en escasos minutos» y, por ahora, esta mujer sigue evolucionando favorablemente. Es con lo que nos quedamos de este servicio, que ella esté bien, y esperemos que pueda salir de esto», aseguró Francisco.

No obstante, tras dejarla en el centro hospitalario, «salió la doctora del SAMU, Pilar, la enfermera y el conductor y nos felicitaron porque», explicó Damián. «Si no la hubiéramos trasladado no habría sobrevivido», añade satisfecho por la decisión tomada.

Los dos agentes admitieron que, pese a que están preparados para este tipo de acciones para proteger a la sociedad y evitar que sufran daños, «no hay preparación que exista ni que pueda prever» el tener que enfrentarse a una situación como la que vivieron en Massamagrell.

Su acción fue el último de los eslabones de una cadena que evitó que Mayte muriera a manos de su maltratador. De hecho, ambos guardias civiles valoran positivamente la actuación vecinal y apuntan que «ellos fueron los que consiguieron frenar la agresión» a su vecina y retener al presunto autor. «Ellos son los verdaderos héroes, no todo el mundo se enfrenta a una persona con un cuchillo», destaca el cabo primero.

Y es que fueron muchos los residentes del vecindario que acudieron a la llamada de auxilio de Mayte cuando a las 8:15 salió de su casa para dirigirse a la asesoría laboral y docente que comparte en Valencia. Ella sospechaba que su expareja estaba vigilándola y llamó a un compañero de trabajo para que la acompañara. Sus temores se confirmaron tras la inspección del vehículo del detenido, donde la Guardia Civil descubrió unos prismáticos y varias armas blancas.

El compañero de la mujer llegaba en coche cuando presenció la escena y sacó una llave cruzada del vehículo para defenderla. Sus golpes al agresor, tal y como confirmaron los testigos consiguieron que el maltratador cejara en su empeño de seguir acuchillándola.

Los vecinos fueron interviniendo en la pelea por salvar la vida de la mujer con lo que tenían a mano, dos palos de escoba y un paraguas, que quedaron sobre el asfalto. La lucha terminó cuando llegaron los policías locales de Massamagrell, que fueron los primeros agentes del orden en personarse. Uno de ellos lo encañonó y le obligó a tirar el cuchillo que seguía sosteniendo en la mano, otro de los héroes que tampoco se lo pensó.