a. d.
Albal
Miércoles, 21 de julio 2021, 00:25
Miguel Camacho no tiene límites. Este adolescente de Albal, de 15 años, nació con miopatía nemalímica, un trastorno congénito que afecta al desarrollo muscular, que reduce su movilidad y le obliga a estar conectado permanentemente a un respirador.
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A pesar de sus dificultades, su deseo siempre ha sido superar barreras y ahora se ha propuesto dar voz a los que no la tienen mediante una herramienta tecnológica, que funciona a través de un ordenador y un sofisticado sistema de eyetracking, con el que expresa sus necesidades, deseos y, también, sus propias iniciativas.
Para extender este proyecto a otras personas que, como él, no puedan comunicarse verbalmente ha pedido el apoyo moral e incondicional de sus padres, Miguel y Gador, pero además, necesita un impulso económico de empresas o instituciones.
“Quiero tender puentes y seguir luchando contra las barreras, por eso comparto mi experiencia, para dar a conocer las herramientas que me permiten conectarme con mi entorno, para ayudar y guiar a personas con vulnerabilidades similares a las mías”, explica.
La primera puerta que ha tocado ha sido la del Ayuntamiento de su pueblo natal, Albal. Junto a sus padres, visitaban recientemente el consistorio, donde fueron recibidos por el alcalde Ramón Marí y la edil de Educación, Melani Jiménez. Tras escuchar la iniciativa, los miembros del ejecutivo han trasladado al joven el apoyo institucional y lo han felicitado “por su solidaridad y coraje”.
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La familia Camacho pretende hacer extensivo el proyecto, a los centros escolares de la Comunitat, donde cursan niños y niñas con patologías parecidas a las de Miguel y "darles voz, a través de otras formas de comunicación”.
A pesar de los obstáculos físicos, Miguel ha cursado sus estudios en un colegio de la localidad y ahora continúa en el instituto. Pese a todas sus barreras y gracias al avance de las nuevas tecnologías y a su indudable voluntad para poder comunicarse no solo con familiares sino también con amigos y profesorado, tener voz para él ya no es un sueño lejano, sino una realidad, a través de la implementación de un sistema aumentativo de comunicación (SAAC).
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Sin duda, el principal motor de Miguel Camacho son sus padres, quienes aseguran no tener palabras para describir el tremendo orgullo que han sentido al conocer las intenciones de su hijo. 'Nos gustaría asistir a familias que se encuentren en una situación similar y tenderles una mano a través de nuestra propia historia, de la historia de Miguel', explican.
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