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Ada Dasí
Manises
Jueves, 11 de agosto 2022, 12:25
Un agradable paseo por las inmediaciones del área recreativa de La Presa de Manises, junto al río Turia, acabó en tragedia para un padre y su hija, vecinos de Puçol. Los servicios de emergencias no pudieron hacer nada por el hombre de 59 años que murió ahogado al tratar de salvar a la niña, atrapada por la corriente.
Sobre las once de la mañana, María, testigo de los hechos, estaba junto al río en una zona en la que está prohibido el baño. Había ido a dar una vuelta con su perra Naya y a que se refrescara en el agua. Al poco tiempo llegaron el padre y su hija, se quitaron la ropa y se metieron en el río. «Él se quedó en la orilla y le dijo a ella que no se metiera en el hondo», explica María, «pero la niña se adentró demasiado y comenzó a decir que no podía salir».
Ni ella ni el padre se lo pensaron ni siquiera un segundo y se lanzaron a su rescate. «Llegamos los dos hasta la niña y nos cogimos de las manos pero no podíamos avanzar y tuve que soltarme porque me ahogaba y no podía más», comenta la joven. «Les dije que se tumbaran boca arriba y fueran avanzando cogiéndose de la vegetación del fondo», añade, «así fue como lo hice yo». Al parecer, el hombre no tuvo fuerzas para luchar contra la corriente y fue absorbido por los remolinos, sacando de cuando en cuando la cabeza.
Otro hombre y su mujer que estaban en la zona y acudieron alertados por los gritos, consiguieron arrastrarlo a tierra cuando ya estaba flotando en el agua y no respiraba. No tenía buen aspecto y los esfuerzos se centraron en tranquilizar a la niña que seguía atrapada en el agua junto a la pared mientras llamaban a los servicios de emergencias y buscaban a alguien que supiera hacer la reanimación por las inmediaciones.
Aunque varias personas se acercaron, ninguna tenía las nociones suficientes para actuar con el hombre. Mientras, la niña, agarrada a la pared, preguntando por su padre, estremeció a todos los presentes que seguían animándola y diciéndole que aguantara y no se moviera.
Los bomberos llegaron unos quince minutos después. Un efectivo comenzó las maniobras de RCP al padre que seguía sin responder y otro equipo organizaba el rescate de la niña. Tras varios intentos por el agua con cuerdas, la opción más viable fue sacarla con un escalera apoyada en la pared, bajando a por ella desde tierra firme. Una vez a salvo fue atendida por los servicios médicos y la persona que intentó salvarla, María, se fundió con ella en un abrazo. Nada se pudo hacer por su progenitor que tras casi una hora de reanimación, se confirmó su fallecimiento.
El trágico suceso conmocionó a los presentes. María, fue la más afectada de todos que esperó allí hasta que la niña estuvo a buen recaudo. Llegó a cogerlos de la mano pero no pudo hacer nada más, era su vida o la de ellos, y tampoco tuvo tiempo para sopesar su decisión. «Nado bien y me considero deportista, pero no he podido hacer nada más. He salido del agua temblando», comentaba. «Había algo que no me dejaba avanzar», repetía y aunque el salvamento no llegó a producirse, su heroicidad es digna de mención.
Dos de los testigos, vecinos de La Presa de Manises comentaban que esta zona en la que han sucedido los hechos es «un punto negro». «Aquí se ha ahogado mucha gente, es muy peligroso», apuntaron, ya que hay fuertes corrientes y una densa vegetación en el fondo. A pesar de ello, solo un cartel a la entrada del camino que lleva hasta la orilla del río advierte de que es «una zona peligrosa para el baño».
De hecho como señalan los vecinos, el río ya se ha cobrado la vida de varias personas en la Presa de Manises. En 2010 falleció un joven de 26 años y otro hombre, Mamadou Yacouba, salvó al hijo de un amigo pero él no pudo con la fuerza del agua y murió ahogado. En 2016 también falleció un hombre de 71 años.
Desde el Ayuntamiento de Manises recuerdan que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que es quien tiene la competencia en los cauces, prohibe nadar en todo el río Turia. Preguntadas fuentes municipales sobre si se imponen multas por incumplir esta precepto, apuntan que «no es una cuestión que deba asumir la Policía Local», aunque suelen pasar por allí.
Por su parte, la CHJ señala que el baño es un uso común, según el artículo 50 de la Ley de Aguas, que puede ejercerse libremente, y bajo la responsabilidad de cada uno, siempre que con la actividad no se cause un perjuicio sobre el recurso hídrico circulante por el cauce.
En este sentido aclara que la seguridad de las personas en los cauces de la demarcación «no son competencia de las Confederaciones». No obstante, durante los últimos años, la entidad ha puesto carteles informativos advirtiendo de la peligrosidad para el baño en lugares asociados a determinadas infraestructuras del Estado, como es el caso de la Presa de Manises, que introducen una peligrosidad inherente debido a su presencia.
La CHJ aclara que «no se trata de una obligación regulada, sino de una recomendación al bañista que quiera practicar el baño, bajo su estricta responsabilidad, en esos lugares identificados como peligrosos».
La identificación de estas zonas se está realizando de forma continua. En 2018 y 2019 se hicieron dos campañas. «A medida que se valoren como peligrosos los lugares cercanos a infraestructuras de nuestra competencia, se irán añadiendo», añaden.
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