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Silla
Lunes, 6 de diciembre 2021, 23:55
No hay patos en el vedat de Silla. Las piezas cazadas en las dos primera tiradas son muchas menos que el año pasado y los aficionados que han pagado hasta 18.000 euros por el más caro de estos puestos están decepcionados. En la primera de ellas, cuando se abrió la temporada el pasado 30 de noviembre, la cifra fue tan solo de 222 piezas, frente a la de otros vedats como el del Romaní que superó los 400. La segunda, de este fin de semana, ha sido mucho peor y no ha alcanzado las expectativas.
El guarda del vedat, Robert Lázaro atribuye las causas al viento, el de levante siempre es más propicio, pero coincide con otros cazadores en que las urracas y las zorras están haciendo estragos entre la población de aves acuáticas de la Albufera y acabando con las crías y los nidos, junto con otras especies como la garza real.
"En la Albufera nunca ha habido urracas y ahora está plagada, al igual que las zorras por la zona del barranco", comenta, especies que carecen de depredadores en este hábitat. Además, según señala el cazador Miguel Asins 'Cendra', "hay algunas especies de aves que ya no se ven por este sector, como las fochas y boixos, ahora solo hay collverds".
También esgrimen otras razones para justificar la ausencia de presas como el retraso de 15 días para inundar los campos de arroz, cuando otros términos municipales ya tenían agua y había empezado la caza en la Albufera antes que en Silla.
El día de la apertura de la veda el mejor de los puestos y también el más caro en la subasta con 18.000 euros, el número 13, abatió 90 patos, con el mejor resultado. Le siguió el número 12 con medio centenar y la Lletra con 41. Estos fueron los más afortunados porque otros como el número 7, el 10 o el 21 no lograron cazar ni una sola pieza.
"Hay patos en la Albufera pero no se acercan a Silla", insiste Miguel, y lo sabe porque los 1.500 kilos de arroz que tiran en su puesto por la noche como cebo, desaparece, aunque luego, cuando se lanza el primer cohete que abre la tirada a las siete y media de la mañana "ya no hay casi ninguno". "Hemos visto que las zorras también vienen a esas horas a cazar patos", comenta.
Otra de las reivindicaciones es que "no dejan entrar a los perros y esto provoca que algunas de las aves abatidas en la tirada se queden heridas sin poder ir a recogerlas" a las 17.30 horas cuando otro cohete marca la hora de la 'pollejà', la recogida de presas. Según el guarda "se permitió un año pero como se sobrepasaron los límites, acabó prohibiéndose".
El coto de Silla está compuesto por campos de arroz privados cuyos terrenos se ceden al Ayuntamiento para que los subaste para esta actividad cinegética, mientras están inundados, y sus beneficios se destinan a mejoras, personal de guarda y reparar caminos del marjal.
Este último año la recaudación cayó a mínimos históricos, con un 30% menos que en 2020, por la "desastrosa" campaña del año pasado que, por segundo consecutivo, va por el mismo camino, aunque quedan seis tiradas y la semana de cábilas.
Los cazadores también advierten de que crece el interés por terrenos privados de campos de arroz que los dueños alquilan para cazar, en detrimento de los vedats municipales, que redundan en la mejora del entorno de la Albufera.
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