El concurso de allipebre de Catarroja ya es Fiesta de Interés Turístico Autonómico

La 50 edición del concurso de allipebre de Catarroja que se celebrará en septiembre con motivo de las fiestas patronales será mucho más especial que otros años. El Consell ha aprobado la declaración de este evento gastronómico como Fiesta de Interés Turístico Autonómico, un motivo más de celebración para el sexto concurso más antiguo de toda España en un municipio reconocido como 'Cuna del allipebre'.

Su origen data de 1971 y a lo largo de todo este tiempo solo dejó de convocarse durante los dos años de pandemia, y en 1999 debido a un accidente pirotécnico durante las fiestas del Cristo, cuando se canceló en señal de duelo por la víctima mortal que se cobró.

Su popularidad no ha decaído, por el contrario ha ido en aumento y cuenta con la asistencia de entre 3.000 y 5.000 personas, ya que, a pesar de que solo participan un máximo de 150 allipebres, es un motivo de reunión en el entorno del Port de Catarroja, en el Parque Natural de la Albufera, donde se trasladó en 2013. Además, el consistorio reparte cerca de 2.000 raciones gratuitas de este guiso y coincide desde 2015 con la fiesta de la siega del arroz.

La iniciativa para solicitar la declaración ha corrido a cargo de David Jorge, vecino de Catarroja, apoyado por el Ayuntamiento de la localidad. En el informe presentado se destaca el carácter popular e internacional de este concurso gastronómico en el que puede concursar cualquier persona, y que es un importante motor social y cultural.

También atrae a gran cantidad de visitantes de toda la Comunitat Valenciana que vienen a probar este plato estrella de la Albufera, en el municipio que está considerado como 'Cuna del allipebre' (marca oficial de Catarroja), además de disfrutar del paisaje y las tradiciones del Port como las danzas tradicionales valencianas.

Además, se fomenta la receta tradicional del guiso. El consistorio se encarga de entregar los ingredientes y son los concursantes los que, con fuego a leña y en el perol de hierro tradicional, lo cocinan en una explanada habilitada. Después, es un jurado compuesto por personas relacionadas con el Port, el que determina los ganadores, que se llevan premios en metálico.

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